A PLENO PULMÓN
Llover sobre mojado

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Hace aproximadamente un mes recibí una llamada telefónica de la doctora Ofelia Berrido, directora de la Tertulia Literaria de la Academia Dominicana de la Lengua.  El objeto de su llamada era pedirme que hablara acerca del “género ensayo” ante unos estudiantes universitarios.  En aquel momento no podía complacerla por tener obligaciones el día previsto para el encuentro.  Envié a Ofelia varios libros en los cuales abordo el tema del ensayo, preocupación permanente a lo largo de mi vida.  Ofelia buscó en los archivos de “Internet” y encontró un artículo mío, publicado en el año 2006, y lo envió a mi dirección electrónica.

Había olvidado ese escrito: “Llover sobre mojado”, en el cual me refiero al ensayo tradicional y a los estilos predominantes en la poesía contemporánea.  Reproduzco aquí algunos párrafos: “En nuestro país, y en toda la América hispánica, hay una sobre-valoración de la imagen como recurso poético.  En ciertos casos extremos se llega a creer que en la imagen reside toda la poesía, que lo estrictamente poético de una frase literaria es la imagen que nos traslada del mundo real a la criatura metafórica.  Por ejemplo, cuando Neruda escribe: “Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde”, el asombro y la admiración brotan de que no sea un barco el que atraque sino “la tarde”.

“La tarde llega cuando el sol se pone; con la falta de luz nos invade una tristeza crepuscular.  Todo el sacudimiento psíquico depende de la transposición entre el barco habitual y la tarde “inesperada”. Esto es un “recurso retórico”, pues la tarde es mucho más frecuente en el mundo que los barcos en los muelles.  La poesía contemporánea heredó del surrealismo el gusto por la imagen.  Gómez de la Serna cuenta que André Bretón “recibió la revelación” del surrealismo en momentos en que el sueño estaba a punto de vencerlo.  Bretón consigna:”Hay un hombre partido por la mitad en la ventana”.  La imagen “ventanaria” lo da por partido o mutilado”.

”Aragón explicó: “el vicio llamado surrealismo consiste en el uso apasionado e inmoderado del narcótico de la imagen, o mejor dicho, de la provocación sin control de la imagen por sí misma”. Emplear otros  procedimientos poéticos parecería “anticuado”.

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