A pleno pulmón
Loma de siete picos

A pleno pulmón<BR>Loma de siete picos

 –Creo que usted debe hacerse un despojo. –¿Un despojo? ¿Qué es un despojo? –Es un procedimiento religioso para librarse de la mala suerte y de las enfermedades fatales. –Pero yo nunca he tenido mala suerte; soy afortunado con mi mujer, con mis hijos, con mi trabajo.  ¿Qué más puedo querer? Nunca he sufrido enfermedades graves. –Sí, pero en los últimos tiempos has ido al médico casi todos los meses; te veo a menudo metido en la farmacia de la esquina. –Así es, he comprado las pastillas que me han recetado los médicos; antibióticos para combatir una infección. –Ya lo ves, reconoces que no has gozado de buena salud.

 –De todas maneras, considero que la suerte me acompaña siempre; mis dolencias no han sido mortales. –Estoy de acuerdo; pero un “cuchillito de palo” permanente puede matar a cualquiera.  Yo, en tu caso, me haría un despojo: para que las cosas no se agraven, para saber si alguien me ha echado un “owangá”, para protegerme de los malos espíritus.  Más vale ser precavido que tener que remediar, dice un refrán que repiten las personas mayores; y más sabe el diablo por viejo que por diablo, añado yo por boca de ganso.  Mientras hablaba frunció la boca con un gesto de preocupación dolorosa y expectante.

 Lo conocía desde hace más de veinte años.  Lo veía en los alrededores de mi trabajo, tropezaba con él en la ferretería, en el supermercado, en las estaciones de gasolina.  No sabía ni siquiera su apellido; pero su nombre era Ruperto; el propietario del lavadero de automóviles le llamaba: “el que no es tuerto”.  Aquel día se sentó frente a mí en la barbería y me plantó conversación sobre la utilidad de los despojos.

 –Los mejores despojos se hacen en la loma de los siete picos. –¿Dónde queda esa loma? –Oh, es cerca de aquí, de la capital; no hay que ir muy lejos; está a un paso del Centro de Acopio.  Lo único malo es que hay que subir una cuesta empinada, rezar 10 padrenuestros y avemarías en cada uno de los siete picos de la loma, preferiblemente al caer la tarde.  Después de las seis pueden despojarte hasta de la cartera.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas