A pleno pulmón
Los caminos espinosos

A pleno pulmón<BR>Los caminos espinosos

Parece que la gran debilidad de la sociedad dominicana consiste en que nos cuesta muchísimo trabajo actuar en coro. Todos queremos ser solistas y no partes de un equipo que realice un esfuerzo coordinado.  La doctrina egocentrista del “yomismismo” nos ha hecho considerables daños colectivos. Las compañías por acciones “se parten”, los partidos políticos se dividen, los tríos musicales en poco tiempo se vuelven dúos; o acaba cada uno “tocando por su lado”. Tal vez convenga establecer en las escuelas primarias la obligación de participar en alguna forma de coreografía, sea de ballet, de patinaje o de bailes folclóricos.  Sería un modo indirecto de educación cívica. 

 Con la ventaja de que no emplearíamos la tradicional “cartilla” aburrida, sino una actividad gozosa.  Juan Pablo Duarte, el fundador de la República, organizó sociedades: la sociedad La Trinitaria, la Sociedad Dramática, la Filantrópica.  A esos grupos de acción conjunta debemos la Independencia Nacional; y a su ausencia en los tiempos que corren, numerosos problemas públicos. Hace una semana escribí acerca de las muchas iniciativas exitosas que algunos dominicanos emprendieron después de la muerte de Trujillo.  Mencioné entre ellas a las Asociaciones de Ahorros y Préstamos, cuyo nombre genérico nos remite al concepto de sociedad para fines comunes.  En este caso construir viviendas.

 Un impulso de formar asociaciones de vecinos se ha visto claro en varias provincias; el incremento de la delincuencia ha obligado a la gente a organizarse para resistir el asedio de ladrones y atracadores.  Han surgido juntas de vecinos, de manera espontánea, sin ninguna clase “de fomento”.  La necesidad de defenderse lleva los residentes de muchos barrios a sacar fuerzas de flaqueza, a atreverse a dar un paso hacia delante.

 Cuando una nube de mosquitos invade una casa, es explicable que los moradores piensen en comprar mosquiteros.  Bajo un mosquitero quedamos parcialmente protegidos, aunque oigamos afuera el zumbido de los insectos.  Pero eso no quiere decir que nos libramos de contraer el paludismo. No obstante, juntas de vecinos y mosquiteros son los primeros pasos hacia sociedades cívicas que nos ayuden  a combatir el desorden administrativo, la irresponsabilidad política, la delincuencia común.  Todavía no estamos decididos a realizar ese esfuerzo y a  sufrir las consecuencias de hacerlo.

 

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