A PLENO PULMÓN
Los estados del ánimo

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Los estados del ánimo

Se ha dicho que el calor, la lluvia, el frío, afectan el rendimiento de los escritores.  El famoso poema de Robert Frost, cuyo último verso dice: “y millas que recorrer antes de dormirme”, se titula: “Al detenerse junto a un bosque en un anochecer nevado”. Frost aclara que se encuentra parado “entre el bosque y el lago helado/ La tarde más fría del año”.  El viento, los relámpagos, las tormentas, parece que también están conectados con la productividad de los hombres de letras.  Narradores, ensayistas, poetas, investigadores sociales, periodistas, trabajan más o menos, según “sus estados de ánimo”.

Los cambios en el clima, el paso de las estaciones, producen en ellos variaciones de “los estados del ánimo”.  Es claro que todas las personas, sean escritores o no, experimentan alteraciones en su talante por efecto de las cosas que les rodean.  No solamente por causa de fenómenos atmosféricos.  La tristeza, la alegría, no son sentimientos “invernales” o “primaverales”.  La muerte de un ser querido, un fracaso profesional, la pérdida de un empleo, pueden provocar tristeza, lo mismo en un escritor que en un especulador financiero.  Se usan los nombres euforia y depresión para rotular “dos extremos del ánimo”,  tanto en hombres como mujeres.

Las orgías, las bebidas alcohólicas, las drogas extraídas del opio, se han usado siempre para modificar a voluntad “los estados del ánimo”.  Podemos mencionar escritores consumidores de ajenjo, adictos a  la morfina, al hachis, en casi todos los tiempos.  Desde Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, hasta Allen Ginsberg, Dylan Thomas, Willliams Burroughs. Todos ellos buscaban vivir en un estado de exaltación perpetua, de “excitación del ánimo”.  Dylan Thomas dijo que “la poesía debe ser tan orgiástica y orgánica como la cópula”.  El pintor Edouard Manet hizo el retrato de Jeanne Duval, la mulata alcoholizada amante d  e Baudelaire.  Decía que su vida y talento los ponía en un zapato de esa mulata.

Muchos otros artistas y escritores han optado por “canalizar” los diversos estados del ánimo por “medios naturales”,  como son el reposo y el sueño, el ejercicio al aire libre, la elaboración de recetas de cocina, “tertulias terapéuticas”, pesca, natación, música sinfónica.  No pretenden exorcizar definitivamente sus demonios anímicos; pero consiguen mantenerlos a raya.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas