A PLENO PULMÓN
Los panes del horno

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Los panes del horno

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Todos los dominicanos han oído alguna vez aquella pregunta retórica de los juegos infantiles: ¿Cuántos panes hay en el horno?  La respuesta, inmediata, consabida: veinte; y un quemao.  Eso significa que la mayor parte de los panes salen del horno bien cocidos;  solamente uno viene quemado en la bandeja.  En resumen, veinte panes buenos; uno carbonizado; lo dañado, muy poco; lo utilizable, la mayor parte.  Hornos así son los que hacen productivas las panaderías.  Para alimentar a los pueblos se requieren diversas clases de panaderías.  De panes, de ideas y comportamientos.

 Escuché a maestros de la escuela primaria decir a menudo: en el año tal o cual hubo una “hornada” extraordinaria de graduados.  “Las personas que aparecen en fotografías de las investiduras, entre 1940-1948, se distinguieron después,” en la vida pública, en el campo profesional, en los negocios, las artes, la enseñanza.  Se agregaba un comentario obligado: de esos grupos no salió “ni un quemao”.  En aquella época “quemarse” en los exámenes era la forma habitual de decir “reprobado”.  Los estudiantes aplicaban el término a las asignaturas de cada curso; los profesores lo usaban para calificar la vida posterior del graduado.

 Un alumno salido de las viejas escuelas, que había pasado por el rigor de esos maestros, no tenía cómo disculparse por “haberse quemado en la vida”.  Hay delincuentes de todos los calibres en el mundo entero; los que ahora son adultos, alguna vez fueron niños y asistieron a una escuela, donde, con toda probabilidad, los educadores hicieron esfuerzos para que al crecer fuesen “hombres de provecho”.  Siempre algunos panes se queman en los hornos o se descomponen fuera de él.  El problema está en la proporción entre bien cocidos, quemados e inservibles.

 Los jóvenes de hace cincuenta años, cuando sabían que en los exámenes de matemáticas casi todos habían sacado malísimas notas, preguntaban: ¿cuántos panes hay en el horno? A coro, contestaban: veintiún quemaos.  O sea, ninguno había logrado salvarse.   Una leve modificación en la puntuación cambiaba el sentido de la frase.  Mire el lector a su alrededor; observe cuántos panes quemados salen del horno social todos los días: en política, profesiones liberales, administración de negocios… en cualquier área de la vida dominicana actual.

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