A PLENO PULMON
Los tres poderes

<STRONG>A PLENO PULMON<BR></STRONG>Los tres poderes

Las ideas, “los cuartos”, las armas, son tres poderes enormes.  “Aunque usted no lo crea”, los famosos “tres poderes del Estado” son tributarios de estos tres primeros que no menciona el barón de Montesquieu.  El poder de las ideas es independiente de su verdad.  Existen ideas religiosas, ideas económicas, ideas políticas.  Todas llevan dentro grandes cargas de energía. 

Las ideas políticas salen a la calle mediante costosas campañas de publicidad.  Todos los dominicanos conocen sobradamente el tema del financiamiento de los partidos políticos.  Lo mismo puede decirse de la Ley de porte y tenencia de armas.  La gente quiere “cuartos” y usa armas.

También usa ideas. Las ideas religiosas han determinado grandes movimientos sociales.  Ahora, en este momento, estamos viendo cómo ideas económicas añejas presiden los debates de izquierdistas y derechistas.  Keynes y Marx parecen tener una suerte de “inmortalidad”.  Ministros, presidentes, catedráticos, recurren a ellos una y otra vez, aunque la aplicación de sus ideas sea “contraproducente”, aunque no se ajusten a las realidades sociales de hoy.

Las armas conforman un comercio mundial.  Rusia las vende; los Estados Unidos también; e igual otros Estados de Europa.  El Presidente Chávez acaba de comprar un montón de fusiles “Kalaffnikov”  en la vieja Unión Soviética.  Muchos dominicanos prefieren tener un revólver antes que un empleo. El revólver, para ellos, es un añadido metálico al miembro viril.  En todas las épocas políticos y revolucionarios han procurado “conseguir armas”.  En estos tiempos que vivimos el amor al dinero es evidente; por tanto, no necesita demostración ni comentario.  “Por los cuartos baila el mono”, se dice sentenciosamente. “Poderoso caballero es don dinero”, copiábamos antes de los escritores clásicos españoles.  El “dinero negro”, obviamente, se gasta con más prodigalidad que el dinero bien habido.

En estos tiempos que vivimos el amor al dinero es evidente; por tanto, no necesita demostración ni comentario.  “Por los cuartos baila el mono”, se dice sentenciosamente.

Con todo esto pretendo llamar la atención sobre retos permanentes de todos los pueblos, incluyendo, por supuesto, al pueblo dominicano, que no es “sui generis”, como a menudo nos dicen.  En momentos de crisis económicas, de desorden institucional, o de apogeo de la delincuencia, los grupos sociales suelen preguntar: “como saldremos del atascadero”.  Entonces, si las ideas políticas – o económicas – logran juntarse con “los cuartos” y las armas, la cosa se pone color de hormiga.

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