A PLENO PULMÓN
Los vagones del tres

A PLENO PULMÓN<BR>Los vagones del tres

Todos los dominicanos deben acudir a las urnas electorales en 2012.  Ir a elecciones es mucho mejor que pelear una guerra civil.  Esa lección la aprendieron bien los españoles.  Entre 1936 y 1939 ellos lucharon sañudamente en una contienda que produjo medio millón de muertos.  La dictadura del generalísimo Franco se prolongó 36 años: acabó en 1975.  Entonces fue necesario “negociar” una transición pacífica.  El recuerdo de esta guerra que dividió las familias y destruyó la economía, es hoy un estimulo hacia los procedimientos democráticos.  Los dominicanos estamos decepcionados por el comportamiento de nuestros partidos políticos; en las conversaciones de todos los días se oye decir: “para qué ir a votar por estos sinvergüenzas”.

 No es deseable lo que ocurre en Libia, en Siria, lugares donde la gente muere en manifestaciones reprimidas por el gobierno.  La violencia política arrasa con la seguridad, el empleo, la esperanza de desarrollo económico.  Situaciones sociales extremas conducen a veces los pueblos a callejones sin salida.  Entonces la violencia cobra su trágico precio.  Pero mientras haya “opciones a la vista”, es preferible el voto antes que la metralleta. 

 “Ya se sabe, o gana Hipólito y vuelve el PRD; o gana Danilo y sigue mandando el PLD”.  Este expresivo resumen que hace la gente da a entender que carecemos de “otros caminos políticos”.  ¿Por qué no se forma una tercera fuerza?  Esta pregunta espontánea tiene dos respuestas: ante la polarización de dos partidos grandes, la tercera fuerza es, obviamente, el Partido Reformista, disminuido por la muerte de su “líder indiscutido”.  Muchos de sus más conocidos dirigentes son hoy funcionarios del gobierno; forman parte del tinglado del poder.

Segunda respuesta: es tarea difícil y lenta organizar grupos políticos sin posibilidad inmediata de triunfo.  Solamente algunos empecinados visionarios tienen la paciencia de trabajar “para el largo plazo”.  Añadir grupos pequeños a partidos grandes ha sido una acertada estrategia utilizada por Balaguer primero, por Peña Gómez después y, recientemente, por Leonel Fernández.  Los dirigentes de los partidos minoritarios han aprendido a “funcionar” como vagones de un tren: se enganchan a la locomotora más poderosa. A pesar de todo esto, es preferible participar en unas elecciones polarizadas que fomentar discordias civiles; mejor votos que tiros.

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