A PLENO PULMÓN
Los viejos temerosos

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Un viejo, jubilado hace cinco años, abrió el periódico de ayer y leyó: “Matan 19 personas que protestaban en Siria”.   La información debajo del título explicaba que habían muerto por “disparos de seguidores del Presidente sirio Bachar al Assad y fuego de artillería del ejército”.  Los sucesos ocurrieron en una zona situada al sur de Damásco.  Las víctimas son ciudadanos sirios pertenecientes a organizaciones de oposición al gobierno.  La noticia fue difundida por Agencia EFE desde El Cairo, donde acontecimientos semejantes tuvieron lugar hace pocos meses. El Presidente depuesto,  Hosni Mubarak, no vaciló en ametrallar a sus opositores, ciudadanos egipcios como él.

 El viejo retirado descubrió que los nombres de los muertos en Siria, según indicaba la propia agencia noticiosa, se conocieron a través de “Facebook”.  En la misma página, otro título, decía: “Matan trece en Yemen tras protestas”.  Protestaban contra el gobierno de Ali Abdalá Saleh.  El despacho de prensa consignaba que hubo treinta heridos.  En este caso, “los disturbios comenzaron cuando un grupo de jóvenes radicales quiso marchar hacia la sede del gobierno de Yemen y militares afines a la rebelión popular intentaron impedirlo porque su protesta no estaba acordada con el resto de los grupos de oposición”.  En las dos noticias se percibe igual desprecio por la vida humana.

 Noticias muy parecidas a estas se publican todos los días en centenares de periódicos.  Algunas veces se trata de matanzas realizadas por narcotraficantes de Ciudad Juárez, en México; otras veces, las represiones policiales de “manifestantes” contra medidas económicas de los gobiernos terminan con docenas de muertos, como sucedió anteayer en Atenas.  Un marido celoso cree que tiene derecho a matar a su mujer y a los hijos.  Los crímenes son tan frecuentes que nos hemos acostumbrado a “vivir con ellos”.

 Asesinos a sueldo pueden matar un político, un empresario, un pensionado o un niño; todo depende de las pasiones e intereses de quien contrate al sicario.  Servicios de inteligencia de países grandes y pequeños son organizaciones hechas para matar, sabotear, sobornar.   Gobernantes, maridos celosos, sicarios, agencias de espionaje, constituyen máquinas homicidas que amenazan hombres y mujeres de cualquier edad. Tragar píldoras, leer periódicos, poner candados, sentir temor, son ocupaciones principales de los jubilados.

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