Estas dos palabras suelen asociarse a la salud o a la economía. Se dice de una persona enferma: padece un malestar estomacal; de un político enriquecido súbitamente oímos decir: está viviendo en completo bienestar. Malestar y bienestar también se emplean para referirse a estados del ánimo. Me produce gran bienestar escuchar la música de Mozart, declaran algunos melómanos. Y al revés: sentí un doloroso malestar al ver la forma inhumana en que tratan los presos en nuestras cárceles, oí referir a cierto religioso vinculado al programa de Pastoral Penitenciaria. Malestares y bienestares, corporales o económicos, no son los únicos modos de estar mal o bien.
A veces el malestar individual procede de circunstancias sociales que nos afectan indirectamente. Los domingos circulan menos periódicos que durante cualquier otro día de la semana. Podemos ese día no laborable leer más detenidamente los pocos diarios disponibles. Entonces topamos con noticias menores que nos causan profundo malestar. La Autopista Las Américas, un lugar donde ocurren continuos asaltos a los pasajeros que salen del aeropuerto, se deteriora rápidamente. Este periódico consigna que durante un recorrido por esa vía los reporteros contaron 732 agujeros. Quiere decir que al descuido policial se añade el del mantenimiento de la carretera.
Al lado de los 700 hoyos de la autopista; apareció otro titular: Arrasan con metales del Cristo Redentor. Confirmamos así que no sólo sigue el robo de metales sino, además, el saqueo de las tumbas. Los dueños de los sepulcros se quejan de la misma falta de autoridad que denuncia el cardenal arzobispo de Santo Domingo con respecto a la antigua ciudad colonial. En los días anteriores se publicaron fotografías de cables, propiedad de la CDEE, almacenados en el cobertizo de una metalera.
La verja trasera del Hospital General de la Plaza de la Salud fue sustraída ayer como por arte de magia, reseña la edición dominical del Listín Diario. Junto al robo de los barrotes del hospital, se informa también del incremento de la actividad de cuatreros en la Línea Noroeste. Los ganaderos de Montecristi y Dajabón lamentan amargamente los robos de ovejas y vacas paridas. Estos malestares sociales impunes son tan constantes que ya han comenzado a minar nuestro sistema político.