A PLENO PULMÓN
Manoplas políticas

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Boris Pasternak, el notable poeta ruso autor de la novela “El doctor Zhivago”, se convirtió en una figura controversial al publicarse en italiano esa obra en 1957.  El editor del libro fue Giangiacomo Feltrinelli, político comunista nacido en Milán y fundador de una organización paramilitar llamada: Grupos de Acción Partisana.  Vendió 150,000 ejemplares de “El doctor Zhivago”, en italiano;  también editó el libro en ruso.  Las personas que conocieron después este libro en lengua española, leyeron una traducción del italiano al español.  En el diario “El País” apareció el sábado 13 la noticia de que la famosa novela será publicada de nuevo, esta vez en traducción directa del ruso al español.

Pasternak es uno de los poetas rusos más importantes del siglo XX.  Después de los suicidios de Maiakovski y Esenin, Pasternak se dedicó a la traducción de escritores alemanes e ingleses.  “El doctor Zhivago” no se pudo publicar en la Unión Soviética hasta 1988.  En el año 1958 las autoridades soviéticas acusaron a Pasternak de ser “peor que un cerdo” y lo expulsaron de la Unión de Escritores.  Muerto Stalin, Krushchov había inaugurado la época del “deshielo”. A pesar de ello, se cree que el propio Krushchov era el funcionario más empeñado en humillar a Pasternak, quien estuvo a punto de suicidarse.

La nota de “El País” rememora cómo los gobernantes soviéticos obligaron a Pasternak a rechazar el Premio Nobel.  Le impidieron trabajar en traducciones y le bloquearon los “royalties” que recibía por las ediciones de Shakespeare en ruso.  En 1960, la amante de Pasternak, Olga Ivinskaia, fue recluida en el Gulag acusada de traficar en divisas para conseguir dinero para el poeta.  Ese mismo año murió Pasternak.  Los políticos castigan a los escritores disidentes de muchos modos: difamación, destierro, prisión, asfixia económica y, en ciertos casos, tortura o muerte.

Las persecuciones que desatan los políticos contra  escritores profundos y persuasivos, son dolorosas para los perseguidos y sus familiares; pero no impiden que la gente aprecie los textos prohibidos.  Un manoplazo en la cara del escritor no borra las verdades históricas que expone. La Unión Soviética se derrumbó en 1989; el desengaño expresado por Zhivago, sufrido por Pasternak, creció hasta alcanzar todas las instituciones.

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