A PLENO PULMÓN
Médicos arreglaojos

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En la sala de espera del consultorio de un conocidísimo oftalmólogo, una señora contaba a otra: yo solamente veía “sombras a la derecha y sombras a la izquierda”, gracias a Dios, esas sombras me permitían “mantener el rumbo”.  Ahora veo perfectamente. 

Después de la operación mi vida ha cambiado radicalmente.  Un hombre maduro, con rasgos árabes, explicaba a un paciente que esperaba turno para evaluación cardiológica pre-operatoria: “Usted no debe tener miedo a lo desconocido”.  –Las operaciones de cataratas se practican por montones, todos los días.  Los médicos de aquí tienen una larga experiencia; “disponen de los instrumentos más avanzados”.

 Parada frente al parapeto de una caja registradora había una empleada sumamente atenta y locuaz.  –Ve aquella señora mayor de ojos azules; se le operaron los dos ojos al mismo tiempo.  Ella ha dicho: “acabo de comprobar que los hombres son más buenosmozos de lo que yo creía; antes los veía muy borrosos”.   Ojalá pueda hablar con otras personas recién operadas que quieran contar sus historias clínicas.  Una joven delgada intervino en la conversación entre la empleada y el paciente que aguardaba ser llamado.  –Con toda seguridad Dios le va a ayudar a salir bien de su operación; “usted tiene cara de gente decente; póngase en manos de Dios”.

 Había largas filas de asientos con individuos taciturnos que llevaban algún ojo vendado.  Alrededor de ellos, los familiares que les acompañaban hacían chistes para entretenerlos.  Una muchacha gordita, con sandalias al estilo oriental, decía en voz baja a su vecina de sofá: “a mí, por suerte, nunca me ha caído una paja en un ojo”.  No quisiera yo sufrir lo que ha sufrido mi abuela por cuenta de los ojos.

 –Si usted lo desea pueden ponerle lentes intraoculares de cierto tipo para que no necesite usar gafas.  –Yo uso gafas solamente para leer; fui operado hace cinco años.  Vengo a la consulta regularmente; “hay que cuidar los ojos”.  –Lo más grande de todo es descubrir que uno estaba perdiéndose de ver el mundo como es en realidad.  Los colores son otros para mí; las flores son distintas; veo detalles que antes no veía.  Ahora disfruto de un espectáculo lleno de esplendor; me han arreglado los ojos.

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