A pleno pulmón
Milagros tropicales

A pleno pulmón<BR>Milagros tropicales

Mientras doña Micaela recibía a su compadre Ercilio oyó un ruido sordo en el patio, como si hubiese caído muerta una yaguaza. –Perdóneme, compadre, déjeme ir a ver que pasa en mi patio; tal vez un niño del vecindario se haya caído de alguna mata.  Doña Micaela se levantó del “sofá de honor” donde estaba sentada sirviendo un café acabado de colar.  Don Ercilio se llevó la taza a los labios y aspiró el perfume caliente y confortativo del café, al tiempo que veía alejarse las abultadas nalgas de su apreciada comadre Micaela.  Entonces escuchó una voz que decía: doña Micaela, ya la recogí; estoy lavándola.

 Micaela regresó a la salita a atender al visitante, que la esperaba con la taza y el plato en las manos.  –¿Qué fue lo que ocurrió ahí afuera? –Nos salvamos, compadre, ha goteado una guanábana.  Mi sobrina va a preparar una champola; antes de irse pruebe ese milagro de la naturaleza; la leche alimenta y la masa de la guanábana es una vacuna contra el cáncer.  Compadre, este es el país de Dios.  La fruta goteó justo a tiempo, como si estuviera esperando su visita.  Las cosas son así comadre; fíjese en lo que ha pasado con el hijo mío; lo han nombrado “oficial de mesa”.

 –¿Su hijo el militar? –Sí, claro, ya es un oficial superior del ejército.  Al caerle esta posición ya tiene planes para mudarse a otro barrio; y podrá ayudar a su madre.  Desde que aquella amiga suya me leyó la taza, todo ha mejorado en mi familia.  La suerte llega en rachas, cuando uno menos lo espera.  Yo fui el agraciado en la rifa de la “yipeta” del supermercado; la vendí porque tengo el carro en buenas condiciones.

 –Prefiero tener dinero disponible en dólares; mi otro hijo nos manda remesas desde Nueva York.  El pertenece al comité del partido en la sección de allá. –Compadre, la política ayuda tanto como la suerte;  –Dígalo duro, comadre; el hijo mayor de mi hermano es ahora diputado y “le toca barrilito”.  Es como si se ganara el premio gordo de la lotería.  –Aquí viene la champola, compadre; donde cae nieve no se vive como en el trópico.

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