A PLENO PULMÓN
Mirar dentro del pozo

A PLENO PULMÓN<BR>Mirar dentro del pozo

Haga el lector “el aforo” de las noticias publicadas por los periódicos durante tres días; verá asombrado que nuestra época presenta síntomas inequívocos de una transformación cultural profunda.  No se trata de que atravesemos hoy por una crisis financiera mundial que, claro está, no puede negarse.  Los grandes países industrializados –responsables del equilibrio monetario internacional– están sumidos en una discusión económica con muchas caras.  La discusión es teórica, administrativa y política.  ¿Podemos controlar de manera efectiva las crisis cíclicas de los mercados? ¿Puede mantenerse viva la economía a base de incrementar el gasto de manera permanente? ¿Cuál moneda saldrá bien parada? ¿El euro? ¿El dólar? ¿El yuan?

Según algunos economistas, la austeridad produce “desaceleración” de la economía y, en última instancia, pobreza general.  El consumo debería ser norma para alcanzar la prosperidad.  ¿Es posible el “alto consumo en masa” en países sin suficientes empleos y con escasa producción? La estabilidad monetaria de los países ricos es, ciertamente, importante; para ellos y para los países pobres cuyas monedas están “respaldadas” por las monedas de los ricos. 

Los pobres venden, obviamente, a los ricos que pueden comprar sus productos.  Tan importante como la “estabilidad monetaria” de los ricos…. es la “estabilidad social” de los pobres.  Actualmente ambas cosas corren el riesgo de perderse.

Pero si miramos solamente la economía no abarcaremos el cuadro completo.  Los EUA han deportado 396,906 extranjeros inmigrantes ilegales “durante el periodo fiscal 2011”.  La Oficina de Inmigración y Aduanas informó que 216,000 de ellos eran “individuos con antecedentes penales”.  A las crisis financieras añada el lector estos datos sobre el volumen de inmigrantes y delincuentes en Norteamérica.  Se estima que solamente la China y la India son poblaciones más numerosas que el conjunto de los emigrantes en el mundo entero.

En todas partes hay grupos de extranjeros que reclaman derechos, que se quejan de ser discriminados.  En algunos países la xenofobia es inocultable.

Competencia laboral entre extranjeros y nacionales es causa de fricciones sociales; diferencias de lengua y costumbres, también.

El hábito de consumir drogas colorea toda la composición del cuadro.  Está conectado con la economía, con la emigración, con la delincuencia, con el gasto dispendioso, la corrupción administrativa y la mala política.

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