A PLENO PULMÓN
Momento de decisiones

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Nuestro país es hoy “un lugar peligroso”.  Pero en ninguna esquina de la ciudad de Santo Domingo el ayuntamiento ha colocado “letreros de advertencia”. En naciones de habla inglesa es costumbre instalar leyendas: “dangerous”, “warning”.  En las edificaciones con peldaños irregulares hay vigilantes que recuerdan a los visitantes que deben “cuidar sus pisadas”.  Aquí no se usa nada de eso.  Matan a un cubano, después a un alemán, luego a un venezolano; y continuamente matan dominicanos por motivos intrincados y enigmáticos.  Acaban de aparecer, en distintos lugares, los cadáveres de dos abogados que ejercían para el mismo bufete.

¿Qué puede hacer el hombre común que trabaja todos los días?  Quien no sea pistolero, ni bravucón buscapleitos, ni agresivo “por naturaleza”, debe ir pensando cómo afrontar su porvenir inmediato. Eso de sentirse siempre acorralado e impotente no es una grata situación.  El ladrón me roba el automóvil, el asaltante me quita la cartera, el policía de tránsito me detiene o me empuja.  Los otros policías nunca protegen a pobres “ciudadanos ordinarios”.  Indefensión es un sentimiento generalizado.

Circunstancias de este tipo llevan los hombres más pacíficos a “ponerse belicosos”… sin haber recibido entrenamiento para pelear; a veces sin tener vocación combativa.  Los ingleses llaman “turning point” al momento en que las personas “dan un giro” y toman decisiones importantes para sus vidas.  Conocí un hombre que todos los días “se afirmaba” diciendo: “a un pellizco, una patada; a una patada, una puñalada; a una puñalada, dos tiros”.  Así, en “crescendo”, deberían ser sus respuestas a las agresiones “del ambiente”.

No puede pedírsele a la gente “que se deje matar”, o arrollar o humillar, por unos cuantos perversos: criminales, maleantes, bribones, oportunistas.  Un hombre viejo sabe bien que la muerte irá “tejiendo su tela” hasta envolverlo como una momia egipcia.  Los asesinos por paga son expertos en matar. Los ciudadanos honrados sólo pagan facturas de energía eléctrica, matriculas de colegios; nunca pagan para matar, ni saben matar ellos mismos.  Pero vivir “rodeado de mafias” exige previsiones especiales: de defensa, de organización, de actitud mental.  Si usted no quiere irse de su país debe tomar decisiones fundamentales: ¿Qué debo hacer para quedarme?  ¿Para sobrevivir y  proteger a mi familia?

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