A PLENO PULMÓN
Mubarak enjaulado

A PLENO PULMÓN<BR>Mubarak enjaulado

Hace unos días los diarios publicaron la fotografía del expresidente egipcio Hosni Mubarak, recientemente desalojado del poder en medio de grandes protestas sociales.  Mubarak había dominado la vida política de Egipto desde el asesinato de Anuar -el-Sadat en 1981.  Un dictador militar por más de 30 años no se aviene fácilmente a ser juzgado por “excesos de poder”.  La foto presenta a Mubarak en una camilla de hospital, metido en una jaula, como si se tratara de una fiera herida o anestesiada.  El espectáculo insólito de ver  a Mubarak  atrapado e impotente, recordaba la vieja sentencia latina sobre lo transitorias que son las glorias de este mundo.

 No es la primera vez que un gobernante despótico, despojado de preeminencia prolongada, sufre depresión, derrame cerebral o infarto cardiaco.  Personajes irascibles y todopoderosos, para quienes la vida no parece tener límites legales, morales, ni económicos, terminan sus días con el aspecto de corderos degollados.  Saddam Hussein de Irak murió ahorcado después de una guerra inútil, desoladora para su país, precedida de bravatas y amenazas teatrales.  Finalmente, Saddam Hussein se ocultó en un nicho, parecido a un imbornal de desagüe, desde donde fue sacado a empujones.

 Hussein llevó su pueblo a sufrir terribles bombardeos, a una ocupación militar inmisericorde.  Su saña contra los kurdos no impidió que los iraquíes cayeran en el desorden social.  El gobierno de los EUA utilizó a Hussein y a Irak para mantener a raya a Irán en una guerra que duró seis años.  Después de haberlo usado, sus antiguos protectores lo expulsaron del poder y lo ahorcaron.  No deseo entrar en el examen de los problemas importantísimos que el petróleo de la región plantea a las grandes potencias del mundo industrial.

Gobernantes de muchos lugares del mundo son indiferentes a estas reiteradas experiencias políticas.  Cometen los mismos atropellos y casi idénticos errores de previsión y perspectiva.  Duvalier y Pinochet son ejemplos que nos tocan geográficamente.  Bashar Assad en Siria hace exactamente igual que Kadafi en Libia; ambos repiten la conducta de Mubarak.  Ninguno de los dos toma en cuenta que podrían terminar enjaulados como Mubarak o ahorcados como Saddam.  Tan pronto  un gobernante asume la bandera del energumenismo se hace “impermeable” al razonamiento.

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