A PLENO PULMÓN
Mujer y galaxias

A PLENO PULMÓN<BR>Mujer y galaxias

Stephen Hawking cumplió ayer setenta años.  Admiro cada día más a este físico británico: por su entereza ante la enfermedad, por sus fecundas investigaciones en cosmología, por su atrevimiento intelectual.  También porque no ha perdido el “sentido del humor”.  Hace unos días ha dicho algo más importante que la expansión de las galaxias o la mecánica de los agujeros negros.  Opina Hawking que la mujer es un misterio. ¿Estaría dispuesto el famoso cosmólogo a aceptar que cada mujer es una “singularidad” del universo?  ¿Admitiría Hawking que la cosmología es una disciplina mucho más fácil de aprender que la “mujerología”?

El año pasado entré a una farmacia donde exhibían libros y revistas;  un joven tomó el único ejemplar que quedaba de “La teoría del todo” (The Theory of Everything), por Stephen Hawking; era un libro de bolsillo de unas 150 páginas, miró el precio y dijo: es muy caro; costaba $ 727.14.  Yo recogí el libro desechado y fui a la caja para confirmar el precio; me dijeron: ha sido rebajado un 50%.  Lo compré enseguida.  El joven explicó que eran siete conferencias didácticas que tratan acerca de antiguas doctrinas físicas, griegas y medievales, hasta llegar a las teorías de Newton, Einstein, Planck.

Toda esta historia desemboca en el “big-bang” y los agujeros negros.  Concluye con una indagación sobre “la dirección del tiempo” y la posibilidad de “unificación de conceptos” entre la física cuántica y la relativista. Las conferencias fueron dictadas en 1996.  En la última de ellas se plantea el tema de que “si hubiese un conjunto completo de leyes, eso limitaría la libertad de Dios para cambiar de idea y para intervenir en el mundo”.  Dice Hawking: “la idea de que Dios pudiera querer cambiar de idea es ejemplo de la falacia, señalada por San Agustín, de imaginar a Dios como un ser que existe en el tiempo”.

 “El tiempo es sólo una propiedad del universo que Dios creó”.  El “principio de incertidumbre” de Heisenberg está conectado con la posibilidad de que cambien de idea, tanto los hombres como la divinidad.  La inteligencia de Hawking ha topado con el enigma de la mujer.  “La donna e móbile”: cambia de opinión.  ¿Existen temperamentos cuánticos? ¡Probablemente!

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