Eso de los jóvenes ni-ni tiene sus bemoles, empezó a decirme ayer un académico de la lengua durante el acto de puesta en circulación de dos libros nuevos del doctor Bruno Rosario Candelier. Hay muchos jóvenes que estudian y que desearían trabajar en empleos fijos, en la economía formal. Me aseguró que existen en la RD jóvenes ni-ni que realizan operaciones de negocios a las cuales nos empeñamos en negarles la calificación de trabajos informales. Hay agentes libres en todas las actividades economicas de nuestro país. Estos agentes son parecidos a los tributarios llamados buscones, cuya misión es asistir a los contribuyentes en las oficinas gubernamentales.
Los buscones, claro está, no tienen trabajo fijo; pero son busca-vidas muy activos. Se levantan todos los mañanas dispuestos a competir y dar codazos en un mercado muy concurrido. El trabajo primordial es atrapar al cliente. Los buscones, por lo general, hacen gestiones normales, licitas, que no bordean la delincuencia. Con algunos jóvenes ni-ni no ocurre así. Podemos citar, a modo de ejemplo, a los agentes libres que se dedican a gestionar pasaportes falsos para individuos decididos a viajar ilegalmente. En este caso el agente libre o conector, no es quien comete la infracción; y tampoco es el falsificador.
Sigue siendo un ni-ni, pues no falsifica un documento oficial, ni el delito se realiza por su iniciativa, ni a su nombre. Su trabajo se limita a conectar al falsificador con el infractor. A ambos cobra tasas o comisiones por sus gestiones de intermediación. Este tipo de trabajo es a menudo mucho más lucrativo que un empleo regular, con horario y obligaciones especificas. Según mi amigo, los empleos en la economía formal no siempre son mejores que otras formas inestables de ganarse la vida.
En esta época de costumbres laxas aparecen muchos modos de ganar dinero sin trabajar en el sentido tradicional-, y sin estudiar ninguna carrera, ni oficio técnico. Basta con tener un teléfono celular y ser avispado y amistoso. Los viajes ilegales no constituyen fuente única de negocios ni-ni. Expertos electorales con amplia experiencia nacionales y extranjeros- negocian continuamente con valores fluctuantes que ninguna firma calificadora de riesgos certifica. Son consejeros ni-ni. Ni invierten dinero, ni pierden tiempo.