A PLENO PULMÓN
No quitar crianza

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El legislador Crisóstomo declaró que no permitirá que nadie le quite a su padre la comida de la boca.  “Mi viejo tiene que vivir de su hijo”, explicó a los periodistas.  Crisóstomo prolonga una tradición española comentada por Cervantes varias veces.  Durante la elección de “los alcaldes de Daganzo”, un bachiller pregunta a los candidatos si saben leer.  Uno de ellos responde que “en su casa no se aprenden tales cosas”.  Pero dice saber de muchos asuntos útiles; “conoce las cuatro oraciones y es cristiano  viejo”.  El cuarto candidato, el Rana, asegura al bachiller que preside la junta: “que será suficientemente severo, pero respetuoso, incluso con los culpables”, pues, “no es bien que el poder quite la crianza”. 

Mi buen amigo Santiago Estrella Veloz me ha obsequiado un libro titulado Introducción a Cervantes”, escrito por Franco Meregalli, académico italiano.  De ese libro didáctico he sacado las citas que preceden… y las que siguen.  Cervantes afirma, en “El coloquio de los perros”, que los guardianes son ladrones, lo cual, traducido al lenguaje vernáculo, quiere decir que los “guachimanes” roban; que cuando los pastores gritan: “ahí viene el lobo”, el propósito es robar los animales y achacarlo “al lobo malísimo”; según Cervantes, lo cierto es que los pastores también son ladrones.

Estas enseñanzas resultan ampliadas al referirse el caso de un guardia que enfrenta sólo “a seis rufianes y los pone en fuga”.  Es tratado entonces como un héroe.  Pero el perro Berganza ve al guardia entrar “en una casa donde lo reciben triunfalmente;… es la casa del jefe de los ladrones y de los rufianes, que han organizado la hazaña justamente para aumentar el prestigio del guardia, afiliado a su fraternidad”.

Lo que ocurría a comienzos del siglo XVII, que de manera tan admirable describe Cervantes, sigue ocurriendo hoy en toda la América.  En los Consejos Edilicios, con la elección de regidores; en los organismos del orden público, con delincuentes de todo tipo; en las instituciones del Estado, con quienes custodian los “bienes de la sociedad”.  Crisóstomo desea que los periodistas no tengan oportunidad de conocer estas cosas; ni puedan mortificar con su difusión al que “disfruta” del poder público.  Quiere chupar la teta para siempre.

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