A PLENO PULMÓN
Nunca  clonar el alma

A PLENO PULMÓN<BR>Nunca  clonar el alma

Doscientos cincuenta y ocho experimentos fallidos fueron necesarios para que se desarrollara el embrión de Dolly.  No es fácil clonar una oveja.  Clonar un ser humano será tarea más complicada.  Las polémicas acerca de la clonación abarcan muchísimos aspectos: el biológico, obviamente, es el arranque de toda la reyerta; pero también existen lados jurídicos, morales, religiosos, médicos, ecológicos.   ¿Cómo se resolverá el problema de la herencia de un clonado? ¿Deberá pagar el impuesto sucesoral al iniciar su “segunda versión” o nueva vividura? ¿Cómo será definida la paternidad? ¿Podremos fabricar monstruos?

¿Tenemos derecho a “manipular” genéticamente a otras personas, con o sin su consentimiento? El biotecnólogo, probablemente, necesitará un “exequátur” y un detallado reglamento profesional.  Es posible que en el futuro existan bancos de órganos clonados para cada familia, del mismo modo que hoy cada casa tiene agua corriente y excusado inodoro.  Estos órganos podrían ser injertados sin rechazo del sistema inmunológico.  Podrían existir trillizos clónicos muy difíciles de identificar mediante huellas digitales.  Si los tres fueran “diseñados” para la delincuencia, darían mucho que hacer a la policía.  En caso de que muriera alguno de ellos en un “intercambio de disparos”… podría reaparecer más tarde.

Pero nada de esto es tan terrible como la falsa idea circulante de que se podría clonar el alma de una persona.  Cada persona tiene una psique formada con arreglo a su experiencia, a su educación escolar, en conexión con el trato que recibió de sus padres.  Los amores y dolores, los éxitos y los fracasos, moldean el alma de cada quien.  El yo es el resultado de la interacción con el mundo.  Sería un fracaso estrepitosos experimentar con células de Federico Chopin y que al clon obtenido no le gustara tocar el piano.

Imaginemos a un Napoleón sin ambición militar, a un Sammy Sosa sin voluntad para batear.  Según parece, la “equivalencia” física puede alcanzarse con la implantación de una célula en un óvulo sin ADN y colocando el embrión en algún útero prestado.  ¿Cabe pensar una cosa más triste que ver un clon de Albert Einstein al cual no le interese la física ni las matemáticas? La persona, el quien, el alma, la psique, es inasible para la biotecnología. (Pecho y Espalda/2003).

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