A PLENO PULMÓN
¿Palabras poéticas?

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La medición del ascenso y decaimiento estético de las palabras es “un estudio” que aún no se ha desarrollado completamente.  Los lingüistas saben bien que el significado de las palabras no es “estático” sino dinámico.   Vocablos que tenían un significado preciso hace un siglo, han ido “acaparando” otras significaciones adicionales.  Ahora esas voces se relacionan con realidades distintas a las del pasado.   Para los lingüistas existen dos “enfoques” semánticos, uno sincrónico, otro diacrónico. Pero el problema principal que hoy confrontamos es la transformación del valor poético de las palabras, y, conjuntamente, de la sensibilidad de la gente frente a las expresiones de la poesía. 

Para Homero, “bronce” o “alas” eran palabras eufónicas y respetables.  Las “broncíneas corazas” de los guerreros griegos fueron símbolos de fortaleza y virilidad en los combatientes.  Las “aladas palabras” de Odiseo significaban, para Homero y otros hombres de la antigüedad, la elocuencia y el poder persuasorio de un jefe del Estado.  El Dante privilegia otras palabras de la naciente lengua italiana.  “Tan gentil, tan honesta, luce al pasar mi dama cuando ella a alguien saluda, que todas las lenguas quedan temblando mudas”.  Los afectos de los hombres del medioevo son radicalmente diferentes de los sentimientos heroicos de los contemporáneos de Homero.

En la poesía de Rubén Darío encontramos princesas tristes, clavecines mudos, “el instrumento olímpico”, “la siringa agreste”, “el fondo bruñido de pálido gris”.  Muy alejadas de la sensibilidad modernista son las “preferencias” de Neruda.  Él menciona crepúsculos, trenes, gaviotas, nieblas, huellas; “mientras el viento triste galopa matando mariposas yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela”.  Rilke interroga a los ángeles y a los hombres.  Para este poeta la belleza “no es sino el nacimiento de lo terrible”.  Las cosas bellas “se avienen, desdeñosas, a existir sin destruirnos”.

Los “bronces” ya no son “heroicos”; con “alas” crean logotipos de líneas aéreas; las “gentiles damas” han desaparecido de la historia.  ¿Es ridículo el amor cortés?  Neruda emplea los términos “sudor”, “pobreza”, en poemas sociales: “Era sudorosamente pobre”.  Poetas actuales dirían: “gozosamente desnudo”.  La estética de Rilke no les parece adecuada para “lonchar” en McDonald`s.  Escribirían: “Ni ángeles, ni hombres; sólo precios y productos llenan los espejismos del menú”.

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