A PLENO PULMÓN
Parto con fórceps

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Se dijo muchas veces que no era recomendable promover una reforma constitucional en medio de una crisis financiera.  Mundial la crisis; pero con algunos “fascículos” locales.  Tres descalabros bancarios escandalosos erosionaron la confianza del público en la banca dominicana.  Para resolver esos engorrosos problemas fue “necesario” recurrir a un enorme déficit  “cuasi fiscal”; en últimas cuentas, “totalmente fiscal”.  Petróleo caro y endeudamiento creciente eran dos perspectivas desagradables que debieron tomarse en cuenta.

 El sistema eléctrico de la RD es otro aspecto penoso de nuestra vida política y económica.  Genera muchas más insatisfacciones que kilovatios de energía.  Hasta ahora, no se ve clara una solución factible o “hacedera”. Los motivos para comprar a ShellCo. (WI) Ltd. su participación en Refidomsa requieren largas explicaciones.  El Estado dominicano tenía opciones más ventajosas económicamente.  La porción comprada fue ofrecida  en venta al Estado de Venezuela.   Las razones para hacerlo son también de “difícil intelección”.  Somos deudores de Venezuela, dependientes del suministro de su petróleo, con “vocación” a ser más dependientes y a contraer más deudas. 

 El sistema eléctrico dominicano, además de ineficiente y costoso, es un sector  de la producción fuertemente subsidiado.  Asuntos como la competitividad de las empresas exportadoras dominicanas, el desempleo en las zonas francas, se pueden añadir a este cuadro de dificultades.  El auge del narcotráfico, la delincuencia en expansión en los barrios marginados, representan dos espinosos problemas sociales y políticos.  En este contexto económico, internacional, administrativo, de “emociones colectivas”, se decidió realizar una reforma constitucional.

 Se pensó que podría articularse mediante consultas populares, “debates sectoriales”, peritajes “técnicos” en el campo del derecho constitucional. Pero el curso actual de los trabajos de la Asamblea Revisora está condicionado por “acuerdos especiales entre partidos”.  El resultado es lastimoso.  Si controversial fue el tema del aborto, no lo fue menos el de la reelección presidencial.  La extensión del periodo de los congresistas a seis años, con el propósito de “unificar” elecciones presidenciales y legislativas, será motivo de futuros “reperperos y disgustos”.  La “sala constitucional” dio lugar a encarnizadas discusiones jurídicas.   La forma de adquirir la nacionalidad dominicana es un punto sumamente conflictivo.  Limitado el recurso de inconstitucionalidad, nos veremos obligados a modificar la Constitución.  Parto con fórceps: niño estropeado.

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