A PLENO PULMON
Patos y gallaretas

A PLENO PULMON<BR>Patos y gallaretas

Es frecuente oír en Santo Domingo gente diciendo: me meteré en tal o cual negocio “salga pato o gallareta”.  Esta expresión se aplica a asuntos de dinero y también de trabajo o de política.  Se da por sobreentendido que eres un afortunado-ganador cuando tus actividades culminan “en patos”; o perdedor-desdichado si terminan “en gallaretas”.  Todas las cosas del mundo que dependen de iniciativas humanas pueden salir bien o salir mal.  Nada en la vida escapa al riesgo de fracaso o frustración.  Podemos morir al nacer o vivir después del parto más laborioso.  La suerte, el azar, “entra en todo”, afirman con profunda convicción.

 A muchísimas de las creencias populares les llamaban “prejuicios sin base ninguna” los pensadores racionalistas del siglo XIX.  Tengo una hija experta en asuntos de mercadeo, que indaga siempre cuales son los prejuicios vigentes en una comunidad.  Ella declara sin ambages: la experiencia muestra que muchos prejuicios tienen fundamento estadístico y matemático.  Desde luego, carecen de “prestigio académico”, sea filosófico o científico.  La gente, sin embargo, toma decisiones a partir de meros prejuicios; decisiones de comprar esto o aquello; de escuchar tal o cual programa de TV; de votar por un candidato con bigotes y barba, calvo o melenudo. ¡Es que aquel hombre me caía tan bien”, explican sonriendo.

 Puede también ocurrir al revés: ¡este tipo es un pesado! ¡no lo puedo aguantar! Si preguntaras por qué no lo aguanta podrías recibir una respuesta desconcertante: “mueve la boca de una manera que no me gusta, se ve claro que es un sinvergüenza”.  La decisión de “lanzarse” a la ejecución de un proyecto se supone que debe estar precedida de un “estudio de factibilidad”.  Así proceden los empresarios razonables, con prolongada experiencia de negocios.   Pero son legiones las personas –algunas muy inteligentes- que obran por impulsos, “salga pato o gallareta”.

 Y lo más curioso es que montones de veces les salen bien esos “impromptus”, no sabría decir si de origen “romántico” o resultado de prejuicios firmemente arraigados.  Los patos son más sabrosos que las gallaretas según algunos cocineros.  No obstante, los hombres se arriesgan a comer lo uno o lo otro.  “La vida es peligro”, afirmaba José Ortega.  Quizás nunca vio una gallareta.

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