A PLENO PULMÓN
Pensamiento asistido

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Personas de avanzada edad, con debilidades óseas y musculares, se ven obligadas a utilizar “andadores”.  Ancianos con problemas menores de salud se limitan a usar un bastón.  En ambos casos buscan ayuda para una locomoción segura.  He oído hablar de “ejercicios asistidos” que practican individuos afectados por severos traumas.  Los fisioterapeutas asisten a quienes han sufrido accidentes, para que “completen” ejercicios que no podrían realizar ellos solos.   Quizás necesitemos ahora el auxilio de “razonadores profesionales” que nos guíen en la selva de opiniones en que estamos sumidos.

A manera de ejemplo, me valdré de un artículo de Julián Marías, publicado en ABC el año 2003.  Dice Marías; “parece normal el influjo que una persona de superior calidad, con ideas claras y justificadas, con capacidad de expresión y comunicación, ejerce sobre los demás; pero es extrañamente frecuente el influjo de los manifiestamente inferiores sobre personas que los superan en muchos sentidos.  Ciertas ideas toscas, difícilmente justificables, formuladas con rotundidad, imperiosamente, ejercen presión sobre los que las rechazarían si las examinaran con alguna atención y probaran su falsedad o endeblez”.

Según el autor de “Antropología metafísica” hay ocasiones en que “se produce una disminución de la capacidad crítica […] y se llega a una capitulación, una entrega en la que se abdica de la propia personalidad”.  La difusión prolongada de ciertos “lugares comunes” hace que no los discutamos para no llevar “la contraria” a una “corriente principal”, con la cual a menudo no estamos de acuerdo pero toleramos en silencio.  Explica Marías: “Hay también una dificultad para afirmar lo que parece verdadero y justo, por no chocar con esa posición dominante en la circunstancia que nos rodea o afirmada y sostenida, casi impuesta  por personas o grupos que pretenden ejercer una autoridad de la que probablemente carecen”.

Nada de esto sería importante si no fuera por que algunas veces nos conduce al despotismo.  Para Daniel Ortega, Kadhafi  es hombre al que debemos apoyar.  Ha celebrado ya los 40 años de “su revolución”.  Fidel Castro lleva 50 en el poder.  Los políticos no se atreven a criticar esos regímenes para  no lastimar los “grupos progresistas”.  Así, lentamente, ganan terreno “grupos retardatarios” que logran imponer su dominio durante décadas.

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