A PLENO PULMÓN
Periodismo efectivo

<STRONG>A PLENO PULMÓN</STRONG><BR>Periodismo efectivo

Tomás Eloy Martínez, escritor argentino, es autor de novelas muy difundidas y traducidas: “La novela de Perón”, 1985; “Santa Evita”, 1995.  Martínez ha escrito poemas y cuentos, pero lo que importa destacar en este momento es su condición de periodista.

 Él mantiene una columna en “La Nación” de Buenos Aires y es profesor en Rutgers University.  Estuvo exiliado en Venezuela donde fundó  el Diario de Caracas, del cual fue director.  Por su larga experiencia de periodista ha tenido oportunidad de reflexionar sobre problemas propios del comunicador latinoamericano.

Lo primero, dice Martínez: “el poder es hoy iletrado”.  Si los gobernantes no conocen la historia – ni la universal ni la propia –, pueden actuar con ceguera, altanería y crueldad destructiva.  Piensa que hay estrecha conexión entre periodismo y pensamiento. Cree que “todos” los escritores de América fueron periodistas alguna vez; y al revés, “todos” los grandes periodistas acaban siendo escritores.  Muchos se han “ganado la vida” trabajando en periódicos.   Ganar la vida “económicamente”, porque ganarse la vida “ontológicamente”, o sea, “llegar a ser” quien se es solo en potencia, es otra cosa.

Héctor Valle entrevistó a Martínez en el año 2004.  En ese encuentro el novelista declaró: “el periodista no es un agente pasivo que observa la realidad y la comunica, no es una mera polea de transmisión entre las fuentes y el lector”.  Es “una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, entender el por qué y el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien las está viendo  por primera vez.

Los periodistas, antes que “profesionales del oficio”, son personas y ciudadanos.   Eloy Martínez lamenta que algunos periodistas abandonen “su lugar para guarecerse en un empleo”.

La labor de los periódicos puede mejorar las actitudes políticas de la gente.  Asimismo, el  periodismo perverso tiene poder para envenenar las sociedades, mientras que un buen periodista nos saca de la modorra en que vegetamos.  Los periodistas, antes que “profesionales del oficio”, son personas y ciudadanos.  Tomás Eloy Martínez lamenta que algunos periodistas abandonen “su lugar para guarecerse en un empleo, en un contrato, en una dádiva del poder de turno”.   Concluye diciéndonos: “¿Para qué queremos la democracia si no nos atrevemos a vivirla?”  Mencionar, reflexionar, actuar, son tres momentos de la continua marcha social.  Los  periodistas asumen la tarea de “prender el motor”.

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