A PLENO PULMÓN
Peritoneos de Estado

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Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, está enfermo de cáncer.  La enfermedad suele caer como un rayo sobre las cabezas de los hombres.  Poderosos y débiles, jóvenes y viejos, pueden ser “fulminados” inesperadamente por cualquier enfermedad.  Los débiles que enferman por lo general no tienen con qué pagar a los médicos y sucumben rápidamente.  Sus nombres no aparecen en las primeras planas de los periódicos sino en pequeñas esquelas mortuorias.  Los niños enfermos de cáncer producen penas aun mayores, pues sin haber vivido lo suficiente tienen que despedirse de este mundo.  Conozco el caso de un niño de diez años que antes de morir quería conocer un “resort”.

 Fidel Castro, otro jefe de Estado víctima de la enfermedad, dio la mala noticia al Presidente Chávez.  Por supuesto, cuando la enfermedad afecta a un personaje poderoso no es lo mismo que si se tratara de un niño o de un mendigo.  La vida de once millones de cubanos está conectada con las decisiones y pareceres del comandante Fidel. El subsuelo del estado Zulia está repleto de petróleo.  Y el Presidente Chávez decide en Maracaibo bajo qué condiciones se suministran los combustibles a Cuba o a la RD.

 Por eso la enfermedad de un rey nunca puede ser igual a la de una ama de casa.  Su vida repercute, para bien o para mal, sobre mayor número de personas.  Aunque sigan siendo verdaderos los versos de Manrique afirmando que al acercarse la muerte: “allegados son los que viven por sus manos en los ricos”.   La proximidad de la muerte ha hecho que Chávez piense en Jesús Sacramentado.  A pesar de ser militar no ha invocado a Santa Bárbara, patrona de los artilleros.  Como todos los seres humanos en estos trances, se ha sentido “chiquitito”  y asustado.

 En momentos de euforia Chávez declaró que no existía mejor obra literaria que “Los miserables” de Víctor Hugo.  Ahí estaba todo cuanto era necesario saber de la vida y de la sociedad.  Ahora tendrá que leer el Salmo 89 o el Eclesiastés.  Tal vez, por estar en La Habana, tenga oportunidad de consultar algún babalao.  Fidel Castro se ha salvado dos veces con ayuda de sacerdotes del rito yoruba especialistas en peritoneos.

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