A PLENO PULMÓN
Picadera antillana

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Picadera antillana

Cuando un dominicano afirma enfáticamente: “Nos veremos el sábado, sin falta, a las ocho en punto”, ya se sabe que la falta es segura; y en el caso –poco probable– de que acuda  a la cita, nunca sería a la hora en punto. Los boletines meteorológicos internacionales suelen especificar: hora de Greenwich; es una costumbre universal añadir en los horarios AM o PM.  En Santo Domingo, además de ante-meridiano o pasado meridiano, existe la hora MM, esto es, más o menos cerca de tal o cual hora. En casos extremos la impuntualidad es tal, que la distinción habitual entre mañana y tarde desaparece por completo.

Se puede llegar con retraso por cualquier motivo y ofrecer excusas baladíes, descabelladas o increíbles.  Siempre serán aceptadas en medio de risas. En una ocasión oí este diálogo: –¿Por qué has venido tan tarde?  –Fue que “se me pegaron las sábanas”.  También una vez escuché: “sufrí un percance que no puedo explicarte”.  La informalidad en horarios puede muy bien ser superada por la informalidad en compromisos de pagos.

Es frecuente que un deudor diga al acreedor: con toda seguridad, te pagaré en el curso de este trimestre; pasados los tres meses, el deudor argüirá: creo que lo mejor será renegociar la deuda con un contrato de prenda sin desapoderamiento; pondré en garantía mi automóvil.

Conocí el caso de un habilidoso negociante que tomó un préstamo de menor cuantía en una empresa financiera; con el dinero recibido compró todas las cajas de whisky que podía pagar en efectivo y algunas más a crédito; entonces pignoró en un almacén todas las cajas de whisky. Después colocó anuncios clasificados en periódicos, ofertando las bebidas a los colmadones. Cada vez que vendía dos o tres cajas, liberaba de pignoración la porción correspondiente para poder entregar la mercancía.

El hombre vendió el whisky; “despignoró” todas las cajas; con los beneficios del negocio abonó a la cuenta de la financiera; y logró extender los plazos de pagos.  El capital prestado por la financiera lo utilizó en inversiones en bancas de apuestas. Ahora proyecta entrar en política partidista. Un compadre le ha explicado: “lo mejor es ingresar en un partido triunfante”.  Asegura que “la oposición es improductiva”.

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