A PLENO PULMÓN
Pocilga electrónica

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Desde el momento en que el hombre sea clasificado como “animal carnicero y depredador”, estaremos en el umbral de una tiranía sin remedio.  La ideología política es consecuencia directa de las “visiones sociológicas”.  Si dentro de la sociedad  hubiese  “orden natural”, trazaríamos sin mucho esfuerzo los rasgos de un “gobierno natural”; si el hombre llevara dentro  algunos átomos de la divinidad, la sociedad representaría la suma de todas esas partículas de Dios; y propondríamos  gobiernos “por la gracia divina”.  El “homo sapiens” es, además, “homo” económico, “homo” fabricante, creador de herramientas, afirman antropólogos y sociólogos.

Si fuese “animal racional” y no apenas “logoide”, podría organizarse una “sociedad racional”.  Entonces formularíamos una teoría política “revolucionaria” orientada por la lógica, dirigida a la producción de bienes e “instrumentos técnicos”.  Obviamente, derivados de la ciencia aplicada.  Todos los días vemos versiones nuevas de Jack “el destripador”.  En todas partes surgen asesinos por encargo, maleantes irracionales, políticos y banqueros irresponsables. Madoff opina desde la cárcel que estaba “harto de sus víctimas”; y obtiene el aplauso de los demás reclusos.  Berlusconi recomienda a los italianos buscar trabajo fuera de su país y no leer los periódicos; a las mujeres les aconseja casarse con viejos ricos.

 Es cierto que los medios de comunicación son ahora más veloces y eficientes para transmitir noticias truculentas, de México, Irak, Afganistán.  La población del mundo es mayor hoy que en tiempos de Jack “el destripador”.  Sin embargo, al público le parece que cada día aumenta el “control social de los mafiosos”. Los truchimanes reinan en cinco continentes; se trucida sañudamente aquí y allá, en esto o en lo otro.  La “era del desprecio”, según el membrete de André Malraux, ha sido reforzada por “tiempos de desencanto”.  Desencanto político e institucional; frente a la democracia,  a los partidos, los derechos humanos, los sistemas administrativos de la justicia, de la economía.

 Poco falta para que surja una doctrina parecida a la que expuso Thomas Hobbes en “Leviathan”. El hombre actual procede de una tradición libertaria que parece estar  llegando al fin.  Dice Matos Moquete: “Estamos reducidos a la irrisión, al escarnio, a la cultura del entretenimiento”. Esa situación podría conducirnos a la “pocilga electrónica” estatal… por consentimiento.

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