A pleno pulmón
Políticos primerizos

A pleno pulmón<BR>Políticos primerizos

“Se necesitan jóvenes inexpertos”.  Me gustaría ver este letrero de requerimiento laboral.  Todo lo contrario de: “se busca una cocinera con amplia experiencia”.  Sería chocante leer un anuncio que dijera: hay vacantes para gente sin experiencia.  En últimas cuentas, todos nacemos “sin experiencia”.  Las mujeres paren por primera vez y rápidamente aprenden lo que hay que aprender acerca de la crianza de niños.  En pocas semanas “se gradúan” de madres primerizas.  En el orden económico muchos expertos del FMI reconocen haber cometido errores enormes en el manejo de las cuentas nacionales, sobretodo en el Sudeste de Asia.  Con las recientes crisis monetarias hemos visto gran número de “expertos chambones”.

 Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, explicó hace años las “metidas de pata” en que incurrió siendo funcionario del FMI. Al “patriarca” Alan Greenspan, antiguo director del Sistema de la Reserva Federal de los EUA, se le atribuyen graves responsabilidades en los atrabancos financieros de los EUA.  De lo que se sigue que no podemos confiar ciegamente en “pejes cajones” que se escudan tras el prestigio de la experiencia.  Los grandes economistas, en los últimos tiempos,  solamente dan “palos de ciegos”.  Y lo mismo ocurre con los políticos que “se las saben todas”. Estos políticos se definen como “hombres culebros”, personas que “no caen en lazos”.

 Don Tomás Bobadilla y Briones, el más celebrado de nuestros políticos profesionales del siglo XIX, dijo de Duarte que era “un joven inexperto”.  Ciertamente, Juan Pablo Duarte, y sus compañeros creadores de la sociedad secreta La Trinitaria, eran todos jóvenes inexpertos.  Por eso se atrevieron a fundar la República Dominicana, a luchar contra los haitianos y después contra las tropas de la corona española.  Bobadilla ocupó cargos importantes en todos los gobiernos.  Estuvo en la puerta del Conde en 1844; también fue magistrado de la Real Audiencia durante la anexión a España.

 Ojalá que ingresen a la política más “jóvenes inexpertos”; en lo que ganan experiencia habrán realizado algunas acciones fundamentales para la sociedad, las cuales jamás emprenderían unos “viejos camajanes resbalosos”, que ya están de vuelta de cien clases de triquiñuelas políticas. Al final podremos comprobar que, en el fondo, es la lucha –o tensión- entre “trinitarios” y cavernarios.

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