A PLENO PULMÓN
Pujos heroicos seniles

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Pujos heroicos seniles

Un anciano de la República Dominicana, de clase media, bastante bien abrigado, entró en un bar muy frecuentado y pidió que le sirvieran “una bebida fuerte”.  El “bartender” preguntó: ¿brandy, vodka, whisky, ginebra?  –Sírveme ginebra de aquella botella de barro vidriado; quiero un trago doble, hace mucho frío afuera.  –Señor, aquí adentro puede tomar una bebida más suave.  –¡Qué va, las cosas están que arden; lo mejor es coger fuerza y pararse en dos patas!  El “bartender”  sonrió, condescendiente.      –En esta época, señor, ni los caballos pueden mantenerse mucho tiempo parados en dos patas.

El viejo empezó a beber su trago doble, subió un pie en el travesaño del taburete contiguo y, mirando de frente al amable camarero, soltó: lo que se necesita aquí –en este país de nuestras culpas–  es una brigada de viejos decididos.  Los jóvenes ya no sirven para nada.  Pasan  el tiempo mirando un aparatico telefónico para enviarse mensajes pendejos, oyendo música que parece compuesta en un taller de herrería, fumando mariguana.  Los viejos tendremos que hacer lo que ellos no hacen… porque tienen los testículos del tamaño de un maní.  Hay que formar una legión de combatientes viejos; la experiencia de un viejo es más importante que la buena vista de un joven.

–Repíteme el trago, hazme el favor.  –Beba despacio, señor, para que le aproveche el trago; no deseo que ningún cliente regrese a su casa en cuatro patas.  Después, la mujer no los deja volver y disminuyen las propinas.  –Con unas cuantas legiones los romanos dominaron el mundo.  Seis mil hombres no son pajas de coco; un centurión era un oficial para cada ochenta hombres.  Eso es lo que necesitamos.  ¿Funcionan bien nuestros policías?  ¿Se están controlando los puntos de drogas?  ¿Andan bien los presidios?

–Los militares veteranos,  que ahora están retirados, saben de estas cosas más que yo.  La “agrupación”, la cohorte romana, era un núcleo táctico de guerra formado por seis centurias.  Con 480 hombres dirigidos por seis oficiales viejos, se controlan mejor los barrios que con un batallón de policías compuesto por el doble de hombres. 

Es una cuestión de voluntad; no existe el  ánimo para resolver los problemas colectivos.  El anciano calló.  Estaba dormido.

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