Son muchísimas las noticias que no aparecen en los periódicos  ni se difunden a través de la televisión.   Se transmiten de boca a oreja, en tertulias, en mentideros.  Es el método de comunicación más antiguo y efectivo.  En Haití le llaman “telediol”. 

En la época en que gobernaba Trujillo los dominicanos decían “radio bemba”.  Sea dicho en creole o en lengua española, es lo mismo.  Hay cosas que no pueden decirse públicamente sin peligro para el “declarante”.  ¿Sabias que fulano está a punto de ser destituido?  – ¿Te enteraste de que a Juan de los Palotes lo abandonó la mujer?  – ¡He sabido, de buena fuente, que Mengano está enfermo de muerte!

Pero hay ocasiones en que la murmuración aborda temas mas graves desde el punto de vista del “interés público”.  El tono confidencial y misterioso tiene a veces un tinte “conspirativo”; o un cariz abiertamente chismoso.  Ante una “revelación” de este tipo un asiduo asistente a un corrillo preguntó: ¿No vas a averiguar si eso que dice es verdad?  – No hay que averiguar nada, contestó el amigo, porque “el agua se aclara sola / al paso de la corriente”.  –  No has oído el bolero que canta Maria Luisa Landín? “Que murmuren, no me importa que murmuren”.  Al final todo se aclara; y lo que es cuento en cuento queda.  Únicamente hay que esperar un poco.

La matanza de Paya ha dado lugar a toda clase de noticias asordinadas, “de boca a oreja”; los nombres de personas que serán extraditadas en conexión con el juicio de Quirino es otra “provincia” del reino de “radio bemba”. Ahora circulan noticias “ahogadas” acerca del papel que desempeñará el Presidente Leonel Fernández “en la transición política de Cuba hacia un régimen más abierto”.  Se dice “abierto” gracias a la expresión del Papa Juan Pablo II; después de la visita de este pontífice a La Habana el gobierno permitió celebrar la fiesta de Nochebuena.

Después del viaje del Presidente Preval a los Estados Unidos y de las declaraciones de la Secretaria de Estado Hillary Clinton, los comentarios por lo bajo se refieren a Haití.  ¿Con cuántos emigrantes haitianos deberá cargar la República Dominicana en lo porvenir?