Se dice que el conde Alexis de Tocqueville, autor del celebrado libro “La democracia en América”, fue un anticipador intelectual, una suerte de “profeta social”.  Vivió entre 1805 y 1859.  Hace poco más de cinco meses el “Diario Libre” reprodujo en su editorial estas palabras de Tocqueville: “Veo una multitud de hombres libres iguales y semejantes que giran sin cesar sobre si mismos para procurarse placeres ruines y vulgares, con los que llenan su alma…”

“Sobre estos se eleva un poder inmenso y tutelar que se encarga sólo de asegurar sus goces y vigilar su suerte.  Absoluto, minucioso, regular, advertido y benigno, se asemejaría al poder paterno, si como él tuviese por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, al contrario, no trata sino de fijarlos irrevocablemente en la infancia y quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar…”.

El grito de Melanio Paredes, Ministro de Educación, me parece dramático: “el tollo eléctrico se robará el futuro de la RD”.  Sin educación los hombres nunca dejan de ser niños, jamás llegan a “la edad viril”.  Monseñor Núñez Collado, rector de la PUCMM, también se queja de que la educación vaya al “sumidero” del sector eléctrico.  Monseñor Núñez considera penoso que el producto de la venta del 49% de las acciones de Refidomsa sea tragado por “el barril sin fondo” de la energía eléctrica.   El representante del Banco Mundial en la RD ha declarado a “El Caribe” que la clase media dominicana está siendo sacrificada.  El sacrificio actual amenaza con volverse doble: económico y educativo. Cargar cuesta arriba con impuestos, apagones e ignorancia.

 Tocqueville afirma que el poder “extiende sus brazos sobre la sociedad entera y cubre su superficie con un enjambre de leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de las cuales… las almas más vigorosas no pueden abrirse paso”.  Afirma este francés agudísimo que dicho procedimiento “embrutece, extingue, debilita y reduce… cada nación a un rebaño de animales tímidos e industriosos, cuyo pastor es el gobernante”.  Ojalá que el rebaño dominicano no quede, a la vez, sin electricidad y sin educación.  Propone monseñor Núñez que recemos mucho para que las autoridades encuentren el camino adecuado.