A PLENO PULMÓN
Rebeldes con causa

A PLENO PULMÓN<BR>Rebeldes con causa

En todas las épocas a los inconformes les ha tocado jugar papeles importantes.  Inconformidad y rebeldía son actitudes constantes en la historia humana.  Aplaudimos a los rebeldes cuando se trata de artistas, poetas, escritores, decididos a cambiar reglas vigentes, estilos, cánones estéticos. Si son reformadores sociales o religiosos, la cosa no es tan fácil.  Los artistas pueden encontrar “repulsión critica”; tal vez les impidan entrar en salones de moda o en academias prestigiosas y conservadoras.  Pero nunca son perseguidos con crueldad excesiva.   Muchos reformadores sociales, religiosos, científicos, han terminado en la prisión, la hoguera, el martirio.

El célebre actor norteamericano James Dean fue protagonista de la película “Rebelde sin causa”.  Es posible que la rebeldía, en algunos casos, no sea una postura “justificada socialmente”.  Existen sujetos con trastornos de la personalidad que llamaremos “inconformes permanentes”.  Estos individuos serán siempre materia prima de la agitación política.  Los expertos en fomentar el descontento colectivo encuentran en ellos formidables aliados.  Sin embargo, es indiscutible que la inconformidad y el descontento llevan dentro las semillas de transformaciones deseables, de cambios sociales positivos.  Aunque esto no sea percibido “a primera vista”; a pesar de la resistencia que encuentran inicialmente.

El movimiento de indignados que ahora “recorre el mundo”, como aquel fantasma que menciona el “Manifiesto comunista” de 1848, surge en un contexto que ya ha sido estudiado por pensadores muy agudos.  Uno de ellos es Peter Slotervijk, autor de “Crítica de la razón cínica”, libro ampliamente discutido en Alemania.  Otro es el filósofo y ensayista polaco Zygmunt Bauman, quien nos dice que vivimos en una “sociedad líquida”, que cambia continuamente de aspecto, donde no existen normas duraderas.  Bauman ha examinado la globalización económica, las grandes migraciones, los problemas morales de la post-modernidad.

Es curioso que actualmente unos indignados carguen las culpas sobre los políticos “cínicos y depredadores”; y otros indignados prefieran señalar las responsabilidades de las “elites financieras”, igualmente depredadoras y cínicas.

Tanto los políticos como los especuladores financieros son capaces de producir graves daños en las sociedades de hoy.  Los problemas conjuntos –económicos, laborales, urbanos– serán difíciles de remover sin provocar irritación y oposición.  En algunos lugares los indignados han sido reprimidos.  Son rebeldes inconformes con causas verdaderamente justificadas.

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