A PLENO PULMÓN
Ruedas de cebolla

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Ruedas de cebolla

El licenciado José Rafael Lantigua ha tenido la gentileza de invitarme a participar en el programa Corredor Cultural del Ministerio de Cultura.  Ayer me ha tocado el honor de ofrecer la conferencia inaugural del ciclo. “Identidad, raza, Nación”, es el título de la primera charla.  Habrá otra intervención mía en diciembre, esta vez para clausurar el programa de conferencias.  “América, cohesión social en curso”, será el tema que abordaremos el día “de cierre”.  Agradezco mucho al Ministro de Cultura y al licenciado Basilio Belliard considerarme “adecuado”, tanto para abrir como para cerrar actividades intelectuales muy extensas y rigurosas. 

Al revisar ayer viejos papeles, con el objeto de organizar los datos básicos de la conferencia, he descubierto que desde hace cuarenta y cinco años me ocupo en “machacar” sobre estos asuntos del desarrollo social de los pueblos.  Escribí “Un ciclón en una botella” durante los años setenta.  Ese libro lleva como subtítulo: “Notas para una teoría de la sociedad dominicana”.  Mucho más tarde publiqué “Empollar huevos históricos”, una colección de ensayos en los cuales no se estudian “problemas dominicanos”.  Entre un libro y el otro, tuve la suerte de visitar todos los países de América del Sur, así como la tierra de Israel.  Encontré, pues, oportunidad de conocer varias sociedades diferentes entre si; y algunas semejantes a la nuestra.

Fui añadiendo observaciones, informaciones, testimonios, hasta reunir los ingredientes que me permitieron redactar el ensayo en seis apartados “Identidad persistente y mutante”.  Como si fuesen capas de una gran “cebolla social”, se han superpuesto, en círculos concéntricos: el pueblo dominicano; otros pueblos de América con parecidos componentes étnicos y culturales; los demás pueblos, europeos, afroasiáticos, orientales.  Tiene razón el general José Miguel Soto Jiménez al decir que existen escritores condenados a escribir siempre acerca de las mismas cosas.

Podría uno alegar en su defensa que no se trata siempre, “exactamente”, de lo mismo; pero no hay dudas de que son “variaciones sobre el mismo tema”, como no tendrían dificultad en aceptar los músicos de profesión.  Cada rueda de la cebolla modifica la visión de las partes y coloca el conjunto de ellas en otra perspectiva intelectual.  La pura marcha del “pensamiento complicativo” es ya un enorme enriquecimiento.

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