Gabriela Mistral dijo una vez que el ejercicio del periodismo significaba la tumba del escritor. En su tiempo, muchos poetas vivieron convencidos de que el periodismo no era más que una actividad vulgar, impropia de un verdadero artista. El oleaje de noticias, gacetillas, reseñas sociales, escritos de conveniencias políticas, podría hacer naufragar al escritor. La literatura, según esta visión, debería crearse en una atmósfera de reposo y reflexión, exenta de las urgencias que caracterizan el periodismo. Todos los esfuerzos psíquicos del escritor, en vez de ser dedicados a la edificación de su obra personal, serian malgastados en tareas rutinarias, de interés pasajero, sin ningún valor trascendental.
Se decía que solamente la necesidad imperiosa de ganarse la vida llevaba a novelistas y poetas a esclavizarse en la noria del periodismo. Esa pérdida continua de energía intelectual deja exhaustos a muchos escritores de indudable vocación. Sus obras literarias, realizadas en los intersticios de un trabajo agotador, tienen un carácter residual o quedan sin el acabado artístico imprescindible. Otras acusaciones contra el periodismo consistían en que contaminaba al escritor con la chatura general y disminuía su nivel de autoexigencias.
Sin embargo, el periodismo tiene virtudes que no fueron reconocidas en la época de Gabriela Mistral. Pone a los escritores en contacto con el mundo: con los objetos de mayor belleza y con las realidades humanas más atroces. Los libra de las torres de marfil, lugares donde pueden contraer depresiones que los esterilicen o avitaminosis literarias por falta de estímulos reales. En los periódicos los escritores topan con dramas sociales horribles, aparentemente insolubles. Esos nudos colectivos son materia prima de la literatura.
En los periódicos se aprende a escribir escribiendo. El escritor hace su entrenamiento con reglas de construcción, de tiempo, espacio, número de caracteres. Gimnasia valiosísima para escritores de todos los géneros. Mario Vargas Llosa acaba de ganar el Premio Diario Madrid de periodismo. Declaró: he hecho periodismo durante toda mi vida. Ese oficio, según dice Vargas Llosa, es uno de los pilares de la cultura de la libertad. Él ha escrito ensayos acerca del arte narrativo, la literatura universal; también numerosas novelas. Este Premio Nobel de literatura nunca ha dejado de opinar en su columna periodística quincenal.