A PLENO PULMÓN
Salvajismo tropical

A PLENO PULMÓN<BR>Salvajismo tropical

 Algunas veces los hombres conciben el deseo de “regresar” a épocas remotas, menos complejas que aquellas que les toca vivir.  Esta actitud de evasión ha estado de moda en muchas ocasiones; sobre todo en tiempos de turbulencia social.  Juan Jacobo Rousseau lanzó al mundo la idea de “El salvaje noble”.  El hombre primitivo era “bueno por naturaleza”; pero la organización social, perversa e injusta, se encargaba de volverlo malo.  De esa manera de pensar arranca la ideología revolucionaria: debemos transformar la sociedad para que el hombre recupere “su bondad nativa”.  Ese “entramado idílico” llevó a muchos artistas a preferir la vida entre salvajes.

 Algunos antropólogos se dedicaron al estudio de pueblos primitivos “para tratar de comprender las sociedades contemporáneas”.  Creían que “el molde” original del hombre actual podría encontrarse en el mundo anterior a la escritura.  Hubo poetas que soñaron con “La sumisión pasiva de la existencia arcaica./Donde sólo los dioses, desde lo alto, mandan./!Mandan serenamente y sin piedad alguna!”.   Bronislaw Malinowski, antropólogo polaco fallecido en los EUA en 1942, se hizo famoso por sus investigaciones en Nueva Guinea y en las islas Trobriand. Navegantes y exploradores europeos que llegaban a estas islas suponían que allí encontrarían “las claves” fundamentales de la humanidad.

Era algo así como un “retroceso” a los orígenes.  Malinowski escribió un famoso libro titulado: “Argonautas del pacífico occidental”, publicado en inglés en 1922.  Paul Gauguin pintó sus cuadros más celebres en la Polinesia francesa, donde se contagió de lepra y sífilis.  Volver a la mítica “edad de oro” ha sido un recurso psíquico escapista para artistas, religiosos y filósofos.  No tendría nada de extraño que volviéramos a esa periódica manifestación de inconformidad con nuestros tiempos revueltos. Se dice que el “exceso de civilización” nos hace añorar la vida primitiva.

 La contemplación de autopistas por las que transitan camiones tanqueros, enormes patanas cargadas de materiales de construcción, podría incitarnos a experimentar con “la vida rural”.  Ver cientos de jóvenes absortos en el examen de sus teléfonos móviles, nos hace pensar que la sociedad actual contiene elementos “deshumanizadores”.  Pero para trasladarnos al campo es obligatorio usar la carretera, el autobús, hacer una reservación por teléfono.  Entonces, por unas pocas horas, intentamos ser semi-salvajes.

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