A PLENO PULMÓN
¿Santas o endiabladas?

A PLENO PULMÓN<BR>¿Santas o endiabladas?

Todos los años, durante la Semana Santa, escuchamos exhortaciones a la sobriedad, advertencias a los conductores de vehículos para que sean prudentes en las carreteras, para que “no consuman bebidas alcohólicas” mientras están “al volante”.  Todos estos consejos son pertinentes, aunque un gran número de los viajeros no haga caso de ellos.  La Defensa Civil dispone diversos “operativos” con el propósito de auxiliar bañistas en las playas, socorrer heridos de accidentes automovilísticos.  Esas medidas de precaución también son adecuadas. Es obvio que las tragedias no pueden ser evitadas completamente.  Sin embargo, en algunos años estas campañas han hecho disminuir las muertes por accidentes.

 La Iglesia siempre hace un llamado “a la reflexión y al recogimiento durante la Semana Mayor”, que tampoco parece ser oído por muchas personas.  Nadie duda que es una magnifica recomendación.  Evidentemente, muy difícil de cumplir.  Todo el contexto colectivo secular se opone a que escuchemos “la voz de la Iglesia”.  Los sacerdotes claman en un “desierto poblado” de ofertas especiales: “viaje ahora y pague después”, “siga la ruta placentera”, aproveche: “todo incluido con un día más”.  El mercado, la economía íntegra, “cuenta” con la Semana Santa.   Los negocios venden más trajes de baño, más comida enlatada, más cerveza, whisky, ron.

 La “presión social” aplicada a las personas es enorme: “donde irás a pasar la Semana Santa”, “vete lejos de la ciudad a botar el golpe”, “sácate de la cabeza las preocupaciones”, “prepárate un buen trago con algunos bocadillos”, “olvídate de todo; este país no lo arregla ni el médico chino”.  Esas expresiones, con algunas variantes, se oyen por todas partes en estos días.  Omito otros dichos, vulgares u obscenos, tanto por economía como por escrúpulos.

 Y “ahí está el detalle”, como decía Cantinflas, el célebre humorista mexicano.  Deberíamos escuchar las exhortaciones de la Iglesia a la reflexión.  No estaría mal reflexionar sobre “el sentido” de nuestras vidas; también acerca de la clase de país que encontraremos cuando termine la Semana Santa.  La RD ocupa el puesto 140 entre 142 países en lo que concierne a la educación básica; y el lugar 141 en “favoritismo en las decisiones de los funcionarios del gobierno”.   Por eso “pasamos” –sufrimos- 50 semanas endiabladas al año.

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