En 1580 Miguel de Montaigne entregó a la imprenta los originales de su famosísima obra Ensayos. En 1581 fue elegido alcalde de Burdeos mientras se encontraba de viaje en Italia. A Montaigne se le tiene por iniciador del género ensayo, escrito breve en el cual podemos abordar con libertad y desenfado, problemas humanos de todas clases. Sus ascendientes fueron judíos conversos procedentes de Portugal. Montaigne es recordado también por su entrañable amistad con Etienne de La Boetie, a quien quiso conocer después de leer Discurso de la servidumbre voluntaria. La Boetie era un estudiante de 18 años cuando escribió ese texto maravilloso que despertó el entusiasmo de Montaigne.
La Boetie murió en plena juventud durante una epidemia de peste. El Discurso de la servidumbre voluntaria incluye un nombre alternativo: O el contra uno; y así fue publicado por el autor. Montones de tratadistas políticos, sociólogos, historiadores de muy diversas tendencias, han comentado el Discurso de La Boetie. Uno de los párrafos más citados es el siguiente: ¿Cómo puede ser que tantos hombres, tantos burgos, tantas ciudades, tantas naciones soporten a veces a un solo tirano, que no tiene más poderío que el que se le concede y que no tiene capacidad de dañar sino en tanto se le aguanta, que no podría hacer mal a nadie si no se prefiriera soportarle a contradecirle?.
Los razonamientos de La Boetie son impecables desde cualquier punto de vista que los examinemos. Es el consentimiento nuestro lo que nos somete. Actuamos, realmente, contra uno, contra nosotros mismos. La Boetie, hombre inteligentísimo, comprendió pronto las astucias de los déspotas, pues apenas sobrepasó los treinta años. ¿Por qué la gente prefiere soportar un tirano antes que contradecirle? Por el temor a la muerte, a la pérdida de sus bienes, para evitar daños a los seres queridos, por no exponerse a ser encarcelado, obstruido en negocios productivos.
Un antiguo jefe de policía cubano, exiliado en Santo Domingo tras la caída de Gerardo Machado en 1933, fue consejero de Trujillo. Cuentan que recomendaba: si hay manifestaciones de damas contra el gobierno, contraten prostitutas para dispersarlas; si son estudiantes, deben agredirlos con cargadores de muelles. La represión casi nunca falla: persuade, inhibe y escarmienta.