A PLENO PULMÓN
Sexo, drogas, violencia

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Sexo, drogas, violencia

Sexo, drogas, violencia, son temas que presiden los argumentos de un montón de películas que se difunden a través de televisión por cable.  Nada tiene de extraño que estos asuntos sean “tratados” por cineastas de medio mundo.  Todo cuanto existe puede ser, legítimamente, materia prima para una obra de arte; y también, “objeto de abuso” para fines mercantiles o de perversiones de cualquier clase.   En las sociedades de hoy abundan drogadictos y narcotraficantes, lo mismo que violencia represiva y terrorismo radical.  Lo que “contiene” la comunidad, se refleja en los espectáculos que ofrecen sus artistas.

 En la película “El concierto” el tema central es el arte musical y su poder de comunión entre los hombres.  La coerción política, la exclusión étnica, están presentes en todo momento.  Son dolorosas experiencias que pueden aplastar vidas, producir rencor y hasta locura; pero no logran impedir que las personas reorganicen sus fuerzas psíquicas, expresen entusiasmo por la vida y la belleza.  

En una escena memorable, Sacha Grossman y Andrei Filipov, violoncelista y director de orquesta, conversan en voz baja en el interior de un “cuarto sanitario” público.  Los hombres cierran la puerta del inodoro para que no sean escuchados sus proyectos; afuera, la esposa de Filipov, con certero “practicismo” femenino, los tilda de ingenuos. 

 Entre dominicanos hay frecuentes polémicas culturales y étnicas, cuyos extremos podemos llamar “negrismo y blanquismo”.  Así, entre los músicos y escritores rusos de la época de Tchaikovsky hubo agrias discusiones con dos puntas opuestas: “eslavismo y europeísmo”.  La música de Tchaikovsky es una síntesis, artística y sentimental, de ambas tendencias.  La energía sonora del concierto en Re mayor procede, tanto del vigor de los instrumentos de viento como de la riqueza de las cuerdas todas.  Oímos aturdidos las trompas, los chelos y, poco después, la respuesta atormentada del violín solista.

 Otro aspecto hermoso de la película “El concierto” es que muestra  la “fachada” y la “trastienda”, igual de Moscú que de París.  Los negocios turbios de “gente de abajo”, que falsifican pasaportes; y las operaciones dolosas de las mafias de “alto nivel”.  Finalmente, las pasiones ideológicas de la vieja guardia comunista no consiguen sofocar la solidaridad de los músicos, la confluencia entre artes y negocios.

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