A PLENO PULMÓN
Sufrimientos colectivos

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Sufrimientos colectivos

El gran problema de los países que han padecido dictaduras sanguinarias es seguir viviendo después que concluyen. Los alemanes deben proseguir su marcha histórica después de Hitler; los rusos decidieron  continuar hacia adelante, lo mismo después de Iván el Terrible que después de Stalin. De igual modo, los dominicanos tienen que buscar cómo curarse de las “mataduras” del aparejo de Trujillo y seguir a pie – no a caballo – su camino al porvenir.

Vivir sometido a una tiranía es horrible experiencia para cualquier pueblo. Pone a prueba la resistencia moral de jóvenes y viejos, hombres y mujeres. Los amantes de la eficiencia dicen: nadie logra construir un puente con más rapidez que un tirano.  La gente trabaja mejor bajo presión, concluyen sentenciosamente.  En una tiranía la abyección se extiende como la verdolaga. Adular al tirano se hace costumbre protocolar. También florece la “adaptación resignada”.  Así como las personas que nacieron en Rusia antes de la Revolución aceptaban la autoridad del zar, los jóvenes nacidos en Cuba en los últimos cincuenta años aceptan la autoridad del Comandante Fidel.

Las personas nacidas y criadas dentro de un régimen tiránico se acostumbran a las mentiras convenidas, a las “teorías” repetidas como lemas oficiales.  En Rusia, en  tiempos de Stalin, todo el mundo sabía lo que había que decir sobre “el realismo socialista”.  En la Alemania de Hitler los judíos “dejaron de ser” personas; fueron despojados de los “derechos humanos”.  En Cuba, la “doctrina” del gobierno es “martiana y marxista – leninista”. Venezuela va en camino de echar a circular un extrañó “marxismo bolivariano”. A Trujillo le recomendaron establecer un “Instituto Trujilloniano” para difundir su “perínclita” filosofía política.

Recordar estos asuntos es una tarea con sentido. La memoria colectiva sirve para conservar la identidad y vacuna contra las grandes derrotas cívicas. Pero llegar a los extremos enfermizos de chapotear en el lodo viscoso de la impotencia, no es recomendable. Los psiquiatras saben que olvidar los incidentes desagradables de la vida es una forma de recuperar la salud.  El ensayista Rafael Rojas, en su libro “Tumbas sin sosiego”, trae una cita de Eliseo Alberto sobre la memoria: “[…] los recuerdos no son más que momentos que hemos olvidado olvidar, por puro olvido”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas