A PLENO PULMÓN
Tablones en el lodazal

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Tablones en el lodazal

Nos ha tocado vivir en una época de grandes complicaciones.  El tránsito  de vehículos, la marcha de la economía, el ejercicio de las profesiones, los problemas políticos; todo es más complicado ahora.  Ningún asunto parece tener solución fácil; el narcotráfico, la inseguridad del ciudadano, la delincuencia impune, son “cuestiones con las que hay que aprender a coexistir”.  Esta expresión resignada se escucha a menudo en labios de jóvenes.  Los conflictos sociales desbordan nuestras posibilidades de acción correctiva.

Antiguamente se decía: ¿quién le pone el cascabel al gato?  Se aludía así a una estrategia formulada por ratones para defenderse de los gatos cazadores.  Si cada gato tuviese un cascabel atado al cuello, todos los ratones supieran cuando el felino se aproxima y, advertidos por el sonido, escaparían antes de recibir el zarpazo.  ¿Cuál de los ratones se atrevería a colocar un cascabel tan cerca de  la peligrosa boca del gato? El éxito de la estrategia depende, en este caso, de la “instalación” del cascabel.  Frente a los narcotraficantes y delincuentes somos poco más que ratones indefensos y asustados.

Los ratones confrontaron solamente un simple “problema operativo”; pero ellos habían trazado “el plan cascabel”.  Nosotros ni siquiera tenemos un “planteamiento hipotético”  para defendernos de políticos depredadores, asaltantes comunes, vendedores de drogas, negociantes tramposos.  Los ratones pudieron echar valeriana a la comida del gato; y después, aprovechar la somnolencia producida por el “fármaco” para ponerle el cascabel.  La ausencia de plan es una situación más paralizadora que la mera “imposibilidad operativa”.  Actualmente chapoteamos en una ciénaga que nos llena los tobillos de lodo.

Talvez un par de botas de minero sean insuficientes para protegernos los pies del agua infectada que nos anega.  Pero un hombre calzado con botas puede caminar sobre un brasero.  Algunos delincuentes preferirían no exponerse a recibir patadas si “la víctima potencial” lleva “puntera reforzada” o tacones militares.  Sería este un modo de empezar a cambiar la dirección del miedo; no  aún la dirección hacia donde sopla el viento maligno de la delincuencia.  Plan “tabla de salvación” es un nombre para empezar a pensar en qué puntos es menester colocar tablones para apoyar el pie y cruzar, brincando, sobre el lodazal.  Faltan tablas, tablitas, tablones.

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