Me siento un infiltrado en medio de una sociedad a la que tengo miedo. Estas palabras fueron el comienzo de una conversación inesperada con un amigo español. ¿Qué le ocurre? dije. ¿Será posible que se sienta extraño en su propia sociedad? Solamente unos pocos ancianos creen ser exiliados en su tierra. Narró entonces la historia de una señora de Extremadura quien, después de alcanzar la jubilación, se dedicó a alquilar habitaciones a periodistas y estudiantes. La mujer decía a sus inquilinos: arregle temprano su cama todos los días, pues usted no podrá saber dónde estarán las sabanas al anochecer; ni tampoco sabrá nunca en qué pie estarán parados sus negocios el próximo día.

Su antigua patrona estaba convencida de que el mundo era una tembladera. El desalentado español expuso enseguida algunos ejemplos: el valor de la deuda pública de Irlanda ha descendido al nivel de bonos basura. Una prestigiosa firma calificadora de riesgos opina que Irlanda caerá en un hoyo económico. Los gobiernos de España e Italia están preocupados por la situación de Grecia y de Irlanda; temen que los problemas económicos de unos arrastren a otros. El euro es una moneda que requiere un equilibrio de muchas patas.

George Soros, el célebre alquimista de las finanzas, cree razonable contar con caídas económicas y trastornos monetarios en Europa. No es una opinión tranquilizadora. Soros fue capaz de echar un pulso con el Banco de Inglaterra y ganarlo. Economistas y bancos centrales discuten acerca de remedios teóricos que los gobiernos no pueden aplicar. Ni siquiera el director del Sistema de la Reserva Federal está seguro de que los riesgos de crisis hayan sido espantados en EUA.

Nadie escapa de los dientes trituradores de la economía, continuó diciendo. Los países del tercer mundo, hasta ahora, resuelven sus problemas endeudándose con los del primer mundo.

La China crece al ritmo de 9.5%. Es una cultura originaria fuerte, con una población enorme, gobernada por un solo partido; y le vende al país más endeudado del mundo, los EUA. La nueva directora del FMI, Christine Lagarde, ha reservado un puesto gerencial en ese organismo para China, coloso emergente y principal socio comercial de Norteamérica. ¿Qué deben hacer los pequeños países?