A PLENO PULMóN
Testamento del demonio (2)

<STRONG>A PLENO PULMóN<BR></STRONG>Testamento del demonio (2)

El día que siguió al anuncio del testamento del demonio me vi precisado a trabajar hasta muy entrada la noche. Antes de acostarme encendí el computador, busque la dirección electrónica, esperé un rato.  Ahí estaba el nuevo texto: “Testamento del demonio, continuación”.  La diabla es una vieja tan vieja como su marido; tiene algunos dientes negros al mejor estilo dantesco, pero no es gentil, ni honesta, ni saluda a nadie al pasar.  No consigue ser honesta por ser diabla.  En la cara interna del muslo luce un tatuaje en latín: “omni circa malum”.  Dio trabajo leerlo por sus muchas arrugas.

 Los desenfrenos sexuales de la diabla le ocasionaron crecimiento hipertrofico de la vulva; además de tener un coliflor bajo el pubis, ella sufre irritaciones crónicas de los parpados y los ojos a causa de su envidia espantosa ante todo lo proporcionado, justo, hermoso o bueno.  Al mirar las cosas “con malos ojos”, produjo su propia alergia.  –Sin embargo, debe reconocerse que la diabla, con su insistencia, obligó al demonio a redactar el testamento, dijo el publicista; ella fue quien se atrevió a decirle que renunciara al primer plano.  Creemos firmemente que en nuestra época la maldad debe tener “bajo perfil”.

 El “bajo perfil” es un disimulo estratégico de campaña.  Habrá que delimitar conceptualmente muchas “oposiciones” antes de plantear la Reforma de la Maldad”.  Crimen y castigo, libertad/esclavitud, religioso/laico, literatura y propaganda, amor y pornografía, moralidad y política.   En una memorable reunión, el demonio se levantó para decir: “lo único que no necesita estricta distinción es bien y mal”.  Su clarividencia diabólica le condujo a concluir: “En este punto debe mantenerse absoluta confusión”.

 -Para que el demonio logre retirarse a vacacionar en aguas termales profundas, hay que nombrar agentes-representantes en diversos sectores sociales.  No basta con tener buenas relaciones con vendedores de heroína o “crack”; aunque la heroína despelleja las arterias y disuelve los escrúpulos, es una substancia sin porvenir.  Los químicos del grupo aseguran que los avances de la ciencia permiten pronosticar que “gases livianos” sustituirán las drogas tradicionales.  Ciertos gases maléficos podrían propagarse como “música ambiental”. El mal seria así percibido mucho después de causar sus efectos.  Y todo cambiaría para peor.

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