A PLENO PULMÓN
Un resumen apretado

A PLENO PULMÓN<BR>Un resumen apretado

Las noticias políticas de Haití llevan un curso inquietante.  El recién electo candidato Michel Martelly ha dicho que está estudiando la posibilidad de concederles la amnistía a Jean Claude Duvalier y a Jean Bertrand Aristide.  Ambos políticos tienen seguidores, como es de esperar de dos expresidentes.  Aristide es líder del popular movimiento “Lávalas”.  La presencia de ellos en Haití hará más intrincada la situación post-electoral, complicada ya con la exclusión de Celestin, candidato de la preferencia del Presidente Preval.  Las acusaciones de fraudes las hizo primero la señora Manigat, candidata derrotada; podrían ser atribuidas a lo que nosotros llamamos “el pataleo del perdedor”.

Pero el caso es que ahora, al ofrecer los resultados definitivos, el Consejo Electoral Provisional confirma que los legisladores de la oposición tendrán el control del Senado y de la Cámara de Diputados.

El Presidente Preval tendrá 48 de 99 diputados y 17 de los 30 senadores.  Algunos diplomáticos afirman que la organización política de Preval “intervino” en el conteo para “mantener amarrado” al nuevo Presidente Martelly, hombre sin ninguna experiencia política.  Anteayer, el vencedor en los comicios ha pedido explicaciones acerca de los conteos, “modificados” por el propio organismo electoral.

El trasfondo económico y social de todo esto es el terremoto, la epidemia del cólera, el desempleo, la intervención extranjera.  El actual director de la Minustah declaró en Santo Domingo que lo que ocurra en Haití “repercutirᔠsobre la república vecina.  En nuestro país esa declaración fue comentada en privado con sal y pimienta: “el guatemalteco ha descubierto la fórmula del agua tibia”.  Los militares extranjeros que actúan en Haití ya están ocupados en disolver focos de violencia en las zonas rurales.

 Debemos añadir la presión de “los países donantes”, esto es, de los que dicen que darán y todavía no han contribuido; y también de los que contribuyen “regularmente” al presupuesto del gobierno haitiano y no han visto “el efecto” de sus donaciones o impugnan la manera de administrarlas.  Pero existe un país pequeño, donante de recursos, recipiente de inmigrantes, ofertante de empleos, sufriente de la deforestación, que debería ser escuchado por la “comunidad internacional”: la República Dominicana.  Ojalá que los ruidos de los desordenes vecinos no impidan la audición.

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