A PLENO PULMÓN
Un teólogo de patio

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Un teólogo de patio

–Mañana, a las siete de la noche, predicará el teólogo de patio  Tiburcio Filipense.  El sermón tendrá lugar en una estrecha callecita de la Ciudad Colonial.  La casa es una completa ruina pero no está a punto de desplomarse, como sostienen algunos arquitectos pesimistas.  La única parte de la casa en buenas condiciones es el patio; allí han instalado el púlpito al aire libre.  Se trata de un “teólogo tropical”, agregó mi informante.  Me entregó acto seguido un volante de papel periódico, impreso con tinta color sepia.  Arriba destacaba, en letras mayores, “Advertencia y profecía”: la tierra temblará, la economía sufrirá, la política será un horror. 

 –¿Quién es Tiburcio Filipense?  pregunté al informante mientras leía el papel. ¿Le has oído predicar? ¿Qué dice este hombre? ¿Es buen orador? ¿Es persona seria o un charlatán?  –Tú preguntas demasiado, replicó; te costará ir a oírlo para que puedas calificarlo por ti mismo.  –Dime algunos temas sobre los que sermonea para yo disponer, por lo menos, de un anticipo.  –Bueno, él opina que Dios tiene que ser un gran político, el mayor político del universo.  –¿Por qué afirma eso? Los políticos están desacreditados en los cinco continentes.  ¿No será una blasfemia comparar a Dios con los políticos?

 –La semana pasada explicó que bregar con centellas, truenos, terremotos, no es una faena cualquiera; sólo Dios y los políticos pueden trabajar en asuntos tan peligrosos.  Dios es responsable de los protones y electrones del núcleo atómico del uranio, pues Él ha creado todos los metales.  La discusión sobre las bombas y misiles está a cargo de los políticos: Obama, de los EUA y Ahmadinejad, del Irán.  Dios creó el rayo que cae del cielo;  don Benjamin Franklin inventó el pararrayos para enterrar la electricidad que Dios dispara desde el firmamento.  Era un político.

 –La firma de don Benjamin aparece en la Declaración de Independencia de los EUA y en la Constitución de Philadelphia.  Dios maneja leones, hienas, serpientes; los políticos también.  Se dice que Dios es rey de los cielos, que existe una corte celestial; los judíos lo llaman Dios de los ejércitos.  Todos son tratamientos políticos.  Dios crea, conserva, destruye, como los políticos.  –¿Tiburcio está con Hipólito o con Danilo?

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