A pleno pulmón
Una avenida ampliada

A pleno pulmón<BR>Una avenida ampliada

 Cuando llegué el lunes a la oficina encontré que en la calle no cabían más automóviles. –Buenos días, Flor de Betania, dije mecánicamente a la telefonista.   –Buenos días, Tizol; aquí parece que habrá una reunión de mucha gente.  No sé lo que está pasando, pero debe ser algo grande.  El teléfono timbró y Flor de Betania lo levantó. –Sí señor, acaba de entrar, se lo diré.  –Caperuzo te llama; quiere que subas inmediatamente a su despacho.  Al meter la cabeza en mi cubículo la telefonista sonrió. –Creo que el jefe está contento; tienes suerte, Tizol.  Me levanté del escritorio y subí la escalera.

 –Quiero hablar contigo antes de que comience la reunión de socios.  Ya están preparando el salón de conferencias; dentro de media hora esta oficina empezará a ser la más importante de su ramo en todo el país.  –¿Qué tiene usted entre manos? –Haz topado con una verdadera mina de oro al visitar a la viuda Edelmira.  Alguien te identificó como agente de esta oficina.  Lo que  voy a contar no puedes decirlo a tus compañeros de trabajo, por lo menos hasta dentro de tres meses.  Un político importante quiere la casa de Edelmira para mudar a una mujer llamada Lola o Manola, ahora no lo recuerdo exactamente.

 –¿Pagará cinco millones o seis? –No; no pagará nada; pero no te preocupes, tú cobrarás las comisiones y más.   Un primo del político, viceministro de obras públicas, se propone prolongar una avenida en el mismo sentido en que crece la ciudad.  El ayuntamiento ha comprado casi todas las tierras que bordean la prolongación de la avenida.  La obra ya comenzó. Nos venderán tierras a ambos lados a precios de vaca muerta.  Tendremos que regalar la casa de la viuda; y además invertir en compra de tierras que serán solares privilegiados.  Tú serás el primer beneficiado en la promoción de los lotes.

 –La semana que viene almorzaré contigo en el lugar que más te guste.  Ahora tengo que recibir a los regidores encargados de tasar las tierras; –¿Señor Caperuzo, usted conoce a la querida del político? –Para nada; y no me importa.  Lo único que me interesa son las tierras.  Tizol, nosotros sólo bregamos con propiedades.

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