A PLENO PULMÓN
Una dieta insalubre

A PLENO PULMÓN<BR>Una dieta insalubre

Desde hace muchos años estamos alimentándonos con cadáveres en descomposición; quiero decir cadáveres teóricos del pensamiento social y económico.  Es una dieta intelectual insalubre; y causa de que dejemos de pensar con vigor y precisión.  Lo opuesto a pensar es “despensar”, esto es, pensar a contrapelo.  El desmembramiento de la Unión Soviética fue una “implosión” colectiva. 

La vieja ideología revolucionaria, que preconizaba la propiedad social, el reparto igualitario  de la riqueza, la abolición de privilegios de clase, el control económico absoluto del Estado, dio lugar a algunos problemas inesperados: la economía centralmente planificada no funcionaba con rendimientos ajustados al crecimiento de la población y las necesidades.  Apareció, además, “la nueva clase” descrita por el montenegrino Milovan Djilas.

La “propiedad social” se convirtió en propiedad del Partido; y su usufructo, en renta permitida de los dirigentes del Partido.  Ese camino viciado minó el entusiasmo de las masas por un sistema que “regresaba” a nuevas formas ilícitas de “apropiación de la riqueza pública”. El fracaso económico y político de la URSS, de varios países del Este de Europa, fue un alimento podrido para el mundo occidental.  La división rencorosa de la Guerra Fría estimuló esta manera de “despensar”.  “El neoliberalismo debe reinar” parecía una consigna indiscutible; “el socialismo está muerto”; ha llegado la “perestroika” y la “glasnost”.

La aplaudida globalización de la economía capitalista implicaba la continua apertura de nuevos mercados; y la desaparición de industrias ineficientes en países “del tercer mundo”.

Se llegó a decir: los países pequeños no deberían tener bancos centrales; en lugar de sufrir inflaciones monetarias locales es preferible “la dolarización”, o sea, que circulara el dólar como moneda “de curso mundial”.  Algunos países intentaron “dolarizarse”.

Las crisis monetarias de los últimos tiempos, en los EUA y en Europa, han revivido el cadáver ideológico del socialismo.  Así como antes había surgido el “neoliberalismo” de los escombros de la planificación centralizada, ahora rebrota un “neosocialismo” de los excesos de la “desregularización” financiera de las grandes naciones.  La globalización nos ha retrotraído a la época de Rosa Luxemburgo.   Esta “momificación ideológica” enturbia nuestras visiones. Para consumir y seguir consumiendo es preciso endeudarse: personas, familias, países. Emitir continuamente títulos, bonos soberanos, certificados, produce constantes “despensamientos” “neosocialistas”.

Publicaciones Relacionadas