A PLENO PULMÓN
Una poesía oblicua

A PLENO PULMÓN<BR>Una poesía oblicua

Lo conocí sentado al sol en un banco de la calle El Conde.  Me dijo que todos los días se asoleaba durante quince minutos; después se mudaba a otro banco, protegido del sol por un edificio de tres pisos.  Supe enseguida que se dedicaba a escribir cartas.

 –Escribo cartas comerciales, cartas de amor, cartas políticas.  Cobro por redactarlas; distintos precios, desde luego; según sea el propósito, la extensión del escrito, el bolsillo del cliente.  Miré al sujeto detenidamente.  Era un hombre de piel cetrina, aproximadamente color semilla de cajuil. Parecía un hindú; juró que había nacido en RD, de padres y abuelos dominicanos.

 –¿Qué son cartas políticas?  –¡Oh! son comunicaciones a la Junta Central Electoral, circulares a miembros de los comités de municipios, declaraciones de prensa. 

Mi primo tiene un partido; bastante partido y repartido, pero un partido al fin; está reconocido por las autoridades electorales.  Pero lo que la gente solicita con más frecuencia son cartas de amor. 

A los hombres les gusta hablar; pero no se atreven a escribir; tan pronto intentan “decir lo que sienten” se les arma un lio en la cabeza.  Reclaman continuamente mis servicios.  Las mujeres lo hacen mejor; sin embargo, les cogen miedo a las faltas de ortografía.

 –Además de las cartas, yo escribo “poesía oblicua de carácter urbano”.   –¿Poesía oblicua… urbana?  ¿Qué es eso?  –Bueno, seguramente usted habrá visto los edificios de apartamentos de Gazcue.  Los habitantes de esos palomares son unos chismosos; pasan la vida peleando por los espacios de los automóviles, por el alto volumen en los televisores, por los escándalos de los borrachos, por travesuras de los niños.

 Las aventuras de las sirvientas, las raterías de los guardianes, forman parte de la vida en los condominios.  Todo eso merece ser contemplado desde el punto de vista de “una poesía oblicua”. 

 –No entiendo bien, señor.  –Cuando usted lea un reportaje periodístico escrito en prosa común y pueda ver, como a través de una rendija, la vida completa de un grupo, estará en presencia de la poesía oblicua.

 La energía solar da a las personas la capacidad óptica para percibir la poesía oblicua. Mi nombre es Epifanio Borregón, si necesita alguna carta estaré a su disposición.

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