A PLENO PULMÓN
Utopías chiquitas

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Las juntas de vecinos podrían organizar “giras” y asistir a ellas con uniformes: camisetas con el nombre del barrio impreso, “cachuchas” del mismo color de las camisetas. De este modo los actos públicos de las juntas proyectarían la imagen de “cuerpos comunitarios”, incluso durante celebraciones festivas.  Sería muy útil que cada junta de vecinos tuviese una “constitución”, un reglamento o estatuto “fundacional”, donde se establecieran metas y procedimientos, como ocurre en los “clubes de servicios”.  Tenemos antecedentes y experiencias en muchos barrios, de Santo Domingo y de otras ciudades del país.

Es posible que nuestro gusto por mandar y “conseguir notoriedad”, ayude a la formación de juntas de vecinos “con ley escrita”; y tal vez ese orden estatutario nos lleve a la “coreografía social”.  A una función colectiva en la que cada grupo tenga “su parte” dentro del concierto general.  Los ayuntamientos o ajuntamientos son “cristalizaciones” institucionales de las juntas de vecindarios.  La junta es feto de municipio.

 Pedro Henríquez Ureña escribió una vez que no era obligatorio adherirse a un ideal utópico.  “Utopía” quiere decir lugar que no existe.  No es razonable aspirar a perfecciones tan altas que sean de imposible realización.  Henríquez Ureña propuso un ideal alcanzable a través del trabajo disciplinado: hacer de nuestra casa “un mejor lugar”; no un lugar perfecto –que no existe-; pero sí mejor.  Podemos convertir en mejor lugar nuestra calle, nuestro barrio, nuestra ciudad, tal vez nuestro país.  En sustitución de “utopía”, nos propone la “eutopía”; simplemente, un sitio mejor para vivir.  La misma partícula griega que usamos para decir eu-fónico e indicar lo que suena mejor, deberíamos aplicarla al lugar concreto donde nacimos.

 En el barrio más pobre que imaginemos cada ama de casa puede barrer, enfrente de su casa, la porción de la calle “que le toca”.  Diez amas de casa mantendrían limpia una manzana.  Las juntas de vecinos suelen ocuparse de limpieza, tanques para la basura, desyerbo periódico.  Mi amigo Ocumárez Puente, presidente de una junta de vecinos en Cansino, ha redactado un “estatuto vecinal” con obligaciones sanitarias, económicas, cívicas, de vigilancia, de orden, de educación, organización comunal.  Es un proyecto para ser corregido, perfeccionado, adaptado, hasta conquistar la “eutopía”: muchas pequeñas utopías barriales.

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