«Beato, corre… Beato…, entró…», son los gritos de una persona que, en medio de la furia de las olas en la zona costera de Nagua, trata de advertir a un camarógrafo compañero de trabajo sobre el riesgo que corría, en su deseo de tomar y transmitir hacia la teleaudiencia las mejores imágenes, atendiendo a su trabajo.
El video se ha hecho viral en las redes y, más que la jocosidad que pudiera provocar por los gritos desesperado del joven, es necesario resaltar el peligro a que se ven expuestos un conjunto amplio de profesionales tanto de medios de comunicación como de otras áreas, ante la presencia de cualquier fenómeno que amenace o pudiera amenazar a las personas.
Se trata de militares, médicos, agentes de la Policía Nacional y de la Autoridad Metropolitana de Transporte; voluntarios de la Cruz Roja y la Defensa Civil, bomberos, así como brigadas de aseo y asistencia que, aunque fuera del rango de las cámaras, realizan labores imprescindibles para el logro de buenos resultados, sin importar el peligro.
Estos profesionales suelen diferenciarse de los demás en que su trabajo más intenso y peligroso podría empezar justo cuando inicia el descanso de la mayoría de la población, quienes acatan con alegría las disposiciones de las autoridades orientadas a su protección o, en muchos casos, a los días no laborables que disponen.