A propósito de ley orgánica de las FF.AA. y la P.N.

A propósito de ley orgánica de las FF.AA. y la P.N.

El Presidente Leonel Fernández anunció que, para este 27 de febrero, presentará ante la Asamblea Nacional los proyectos de ley para reformar la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.  Nos parece debe ser bien acogida toda legislación en pro de profesionalizar y organizar nuestras instituciones armadas.

Particularmente somos de opinión de la modificación de algunos artículos que conforman  estas leyes; pero y después qué? La fiebre no está en la sábana.  El principal problema de la República Dominicana es que la Constitución de la República, que es la “Ley de Leyes”, ha sido tratada como un pedazo de papel.

 Lo propio ha pasado con las leyes orgánicas de las FF. AA. y la P. N., las violaciones de estas leyes  han corroído los pilares que sostienen nuestras instituciones del orden, como son la disciplina, el honor, la dignidad y el amor a la Patria, produciendo graves consecuencias  en la operatividad de nuestras instituciones armadas.  La antigüedad en el servicio, la experiencia en el mando, la preparación militar-académica,  parecerían no tener importancia a la hora de designar los mandos, generando esto falta de autoridad e inexperiencia para comandar y por vía de consecuencia creando un estado de inconformidad en el resto del personal, conllevando a que predomine el desinterés y, por consiguiente, la insana competencia profesional entre sus miembros.  No aplicar estos valores ha creado en los últimos años  una pérdida de los objetivos comunes entre superiores y subalternos, impidiendo al efecto el control, la supervisión, el entrenamiento y la capacidad de la fuerza para el éxito de la misión.                                                             

El señor Presidente de la República también se refirió a que el Estado no cuenta en el momento con los recursos para aumento salarial y al mismo tiempo reconoce que se hace necesario mejorar el salario de estos hombres paulatinamente.  Entendemos que si el Estado dentro de sus políticas públicas ordena un reajuste de los sueldos de todos los empleados públicos, sin excepción alguna, donde grupos devengan  salarios que superan a los de funcionarios de países ricos (eso es sin contar con una serie de prerrogativas, entre ellas  tarjetas con gastos de representación, barrilitos, comisiones, nominillas, botellas, exoneraciones, nepotismo, viajes al exterior, viáticos, vehículos de lujo, nóminas clandestinas, canastas navideñas, al igual que el exceso de ministros de Estado sin Cartera, vice ministros y vice-cónsules e instituciones comprobadas como disfuncionales) salvaría en gran parte la situación.                                           

Los casos más recientes que han estremecido la nación, donde se han evidenciado casi todos los métodos usados por el hampa común (tráfico de drogas, sicariato, robo, asesinato, extorsión) son ejemplos de hasta dónde han llegado algunos de nuestros hombres como consecuencia de la falta de una reingeniería integral sin demagogia  de los cuerpos del orden.

“Una golondrina no hace verano” y generalmente “cogemos piedra para los más chiquitos”.  Si queremos que nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional y demás instituciones del Estado actúen profesionalmente, debemos sacrificarnos todos, gobernantes y gobernados, y lograr primero las reformas que están demandado los estamentos del poder nacional, si es que realmente queremos preservar nuestra nación.

Y entonces, ¿quién le va a poner el cascabel al gato?

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